Páginas

miércoles, 17 de enero de 2018

De visita al Monasterio



Estuve de visita en mi monasterio interior.
Es el lugar más íntimo de mí mismo,
un lugar que no está en ninguna parte y en todas.
Me encuentro en una profunda paz en el monasterio interior.
Reina un absoluto silencio,
interrumpido de vez en cuando y por breves instantes,
por susurros, notas y cantos.
Es un monasterio sin paredes pero igualmente inexpugnable,
fortaleza de diamantes.
Es un lugar sobrio y sencillo
y, al mismo tiempo, cálido y lleno de color.
Todo ser viviente habita ahí
y, de repente, estoy solo con la misma soledad.
Es mi lugar de descanso y oración.
Desde ahí también trabajo, me muevo, respiro.
En mi monasterio interior hay un solo aliento
y un solo respirar, aunque a veces,
se perciben dos.
Es un lugar siempre verde y fresco,
como pasturas de montaña.
Infinitas flores los habitan
y me alegran con sus colores y perfumes.
Reina el silencio en el monasterio interior,
una paz profunda y una serena alegría.
Y ocurre, de vez en cuando, que en este silencio me pierdo dulcemente.
Entonces recorriendo los silenciosos pasillos del monasterio
nos encontramos con el silencio y nos preguntamos:
“¿Quién eres?”, “¿soy yo o eres tu?”
Nadie responde y en el fondo es la mejor y única respuesta.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario