El enamoramiento es una de las
experiencias humanas más rica, fecunda y plena. Enamoramiento y plenitud van de
la mano. La persona enamorada experimenta la plenitud. No falta nada.
Pero es ahí que intervienen los
psicólogos y nos dicen que el enamoramiento es una etapa pasajera que hay que
superar para vivir el verdadero amor. Alguna corriente psicológica afirma que
estar enamorado por más de seis meses se convierte en algo patológico que
impide el crecimiento.
Hace un tiempo estaba bastante de
acuerdo con esta visión. Hoy discrepo. Por lo menos parcialmente.
Si tomamos el “enamoramiento” desde un punto de vista estrictamente psicológico
podemos afirmar que es una etapa en el desarrollo humano que puede y tiene que
ser superada apuntando hacia un amor más radical y universal.
Nuestra experiencia avala esta tesis:
las mariposas en la panza van desapareciendo, la idealización de la persona
amada (o cualquier otra realidad de la cual estamos enamorados) va dejando
lugar a los limites y defectos, el pensar las 24 horas del día en el amado/a va
mermando.
No obstante, no termina acá.
El ser humano es mucho más que su
experiencia psíquica. Somos seres espirituales, somos espíritu.
Y acá ocurre el milagro: el espíritu
puede vivir siempre enamorado. Es su esencia, su misión.
El espíritu es el reflejo del Espíritu
divino y Dios está siempre enamorado. Dios es un eterno enamorado del Amor que
es, del amor que crea, del amor que todo lo engendra y sostiene.
Dios es un eterno enamorado de su
creación, del ser humano, de cada flor, pájaro, árbol. Eterno enamorado de cada
suspiro, cada lagrima, cada anhelo y esperanza. Porque en todo, su amor se
expresa y revela.
Desde el espíritu entonces podemos vivir
siempre enamorados. En realidad es la única manera de vivir. La única manera
que nos permite experimentar la plenitud y encontrar el verdadero sentido de la
vida.
Como lo expresó maravillosamente Osho: “Cuando estamos enamorados nunca nos
preguntamos que sentido tiene la vida”.
Buscamos un sentido a la vida cuando no
estamos enamorados. Buscarle un sentido a la vida en el fondo es buscar
enamorarnos. De alguien, de algo.
¿Por
qué todo eso?
Porque el sentido es la Vida misma. No
existe un sentido afuera de la Vida y
del vivir; como no existe un sentido afuera
del Amor y del amar.
Entonces, aunque pueda y tenga que
terminarse la etapa de enamoramiento psíquico con todos sus efectos, puede
seguir – tiene que seguir – el
enamoramiento del espíritu.
Es un enamoramiento radical pero
pacifico, sereno, estable. Sin sobresaltos emocionales, por lo menos,
comúnmente.
Podemos vivir siempre enamorados, si.
Vivo enamorado de la sonrisa de los
niños y sus abrazos, de mis plantas, mis amistades. Vivo enamorado de los
colores, los sonidos, la luna y el sol. Vivo enamorado del canto de los
pájaros, del olor a tierra mojada y a pan fresco. Vivo enamorado de la música y
mis caminatas. Vivo enamorado de la poesía y del silencio.
Vivo enamorado del Amor.
¿Se
puede vivir siempre enamorados?
Si, sin duda.
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