Johann Wolfgang von Goethe (1749 – 1832) poeta y novelista alemán es tal vez el
escritor alemán más conocido y apreciado. Hombre de honda sabiduría y
genialidad literaria. Un hecho curioso en los últimos años de su vida nos sorprende.
Goethe, a los 73 años de edad, se enamora de una joven de 19, Ulrike. Hasta
llega a pedirle matrimonio y, obviamente, es solapadamente rechazado. ¡Qué
extraño el ser humano! La sabiduría y la genialidad de Goethe tiemblan frente a
la belleza floreciente de una joven. Por un instante Goethe olvida el camino de
la sabiduría… y este olvido nos regala uno de los versos más hermosos del poeta
alemán y de la historia de la poesía: “La
elegía de Marienbad”.
La estrofa central dice así:
“En lo más puro del
pecho palpita el afán
de a un ser más
puro, desconocido y extraño,
entregarse
agradecido, con total libertad,
penetrando el enigma
del eterno Innombrado.
¡Lo llamamos
devoción! De tal magnificencia
siento que participo
cuando estoy con ella.”
En otra traducción:
“En lo más noble nuestro ser cultiva
anhelos de rendirse a lo inefable
por honda gratitud que el don no esquiva
al Ser puro, a lo Eterno inexpresable.
Llamémosle Bondad; yo a su clemencia
me acojo y me diluyo en su presencia.”
anhelos de rendirse a lo inefable
por honda gratitud que el don no esquiva
al Ser puro, a lo Eterno inexpresable.
Llamémosle Bondad; yo a su clemencia
me acojo y me diluyo en su presencia.”
Estrofa central que Stefan Zweig define como
“una de las estrofas más perfecta que
jamás se hayan creado en la lengua alemana o en cualquier otra lengua acerca
del sentimiento de la entrega y del amor.”
Georg Friedrich Händel
(1685-1759) es compositor alemán y una de las máximas expresiones del baroco
musical.
Una de sus obras más conocida y excelsa
es “El Mesías”, compuesta después de
un grave accidente cardiovascular y de un tiempo de profunda depresión. Sin
duda “El Mesías” es fruto de una
experiencia mística del músico alemán y de su resurrección espiritual: Händel
compuso la obra en pocos más de 20 días, a menudo sin comer ni dormir, bajo el
efecto de una divina inspiración.
Hoy los invito a escuchar una
composición más cortita de Händel, una sonata para dos violines y flauta:
Sonata for flute, violin& continuo in E minor, Op.5 No.3, HWV 398 Disfrutenla sin apuro.
Seguimos con la escarola.
En nuestra huerta
agroecologica parroquial al cuidado especial del P. José la escarola fue una de
las reinas. La producción fue excepcional y también el tamaño.
Hace pocos días encontramos
una plantita de escarola que había crecido en el hormigón de nuestro patio: tal
vez una semilla curiosa, caída de las manos del sembrador o transportada por el
viento, quiso experimentar otra y más compleja fecundidad. ¡Maravilla de la
naturaleza! Creció la valiente escarola desde la dificultad.
Y bien entonces… Nos
preguntamos:
¿Qué tienen en común Goethe, Händel y la escarola?
Imposible expresarlo con palabras. Lo
mejor sin duda es contemplar en silencio. Si tuviera que decir algo lo
expresaría así: la genialidad creativa
que surge del dolor.
Hay un tesoro escondido en el fondo de
cada experiencia de dolor y de cada dificultad. Hay una perla que espera
nuestra aceptación para ver la luz.
En todos vive el poeta, el músico, la
valiente escarola. En todos el artista. En todos el enamorado cantor de la
vida.
El dolor nos despierta y nos pide crear
e iluminar. En las experiencias dolorosas o difíciles la vida nos llama a dar
un salto de calidad, a decir nuestro “si” confiado.
Aprendamos de Goethe, Händel y la escarola.
Dejémonos fecundar por el dolor: también
él expresión del Amor, de la Vida Una, perfecta y plena.
Dejemos que la belleza surja y florezca.
Aprendamos a ver en un verso, en una
sonada y en una frágil plata de escarola el Universo entero.
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