Está amaneciendo cuando María Magdalena
llega al sepulcro donde reposaba el cuerpo del maestro, del amigo, del amado.
Reposaba en su corazón el cuerpo amado,
como semilla viva de resurrección.
Sepulcro abierto al amanecer. Sepulcro
vacío.
Amanece esta Pascua 2020, amanece sobre
nuestra historia personal y sobre la humanidad herida.
Se lame las heridas esta humanidad, no
solo aquellas dejadas por el virus, también las heridas que siguen supurando:
violencia, guerras, pobreza, odio, fanatismo, discriminación.
Amanece la Pascua sobre estas heridas y desde
estas heridas.
Amanece y el sepulcro está vacío.
Nunca hubo nadie en el sepulcro y
siempre estuvo abierto.
El cuerpo del Cristo, semilla de
resurrección, fecundó la tierra con la sangre de la cruz y de nuestras heridas.
La Pascua aconteció desde dentro de la
cruz, no después.
Nunca hay un después para el Amor.
Siempre es, aquí y ahora.
Amanece la Pascua desde el otro lado de
la cruz.
Nuestras heridas no son impedimento a la
Vida: ¡al contrario!
Son el vacío por el cual la Pascua se
cuela y los sepulcros se abren. Son rendijas por donde la luz fluye serena y
siembra resurrección.
Es Pascua, y el Amor amanece sobre nuestras
existencias personales, sobre la humanidad entera y la madre tierra.
Siempre el Amor está amaneciendo y
siempre encuentra los sepulcros abiertos.
Si encontramos sepulcros cerrados es porque
no estamos amando y hemos arrinconado al Amor en un lugar oscuro de nuestro
corazón.
La Pascua es tremendamente viva y actual
con su único y eterno mensaje: solo el Amor es real.
Es ahora el momento oportuno y siempre
fue ahora.
Es el momento de amanecer sobre la
humanidad herida con la linterna del Amor y mirar así.
Pascua es mirar con los ojos amanecidos
del Amor.
Ojos frescos y nuevos.
Tú que me lees: ¡mírate así y así, ama
tus heridas y las de tus hermanos!
Mirar a la gente y a las cosas con estos
ojos.
No tenemos que esperar un mundo nuevo,
ilusión de los ciegos que se escapan del presente y huyen de la Vida.
¡No hay esperanza futura que no tenga
raíz en el presente!
El mundo nuevo ya está y late en el
fondo de tu mirada que amanece en el Amor.
Palpita el mundo nuevo en las
profundidades, donde solo ojos de Pascua alcanzan a ver.
Amanecen ojos de Pascua que transforman
las heridas en perlas y la sangre en fértil abono, a punto de florecer.
Esta es Pascua: otros ojos que solo ven
sepulcros abiertos y manos extendidas.
Otros ojos que descubren posibilidades y
senderos de bellezas.
Ojos amaneciendo en el Amor, ojos del
Cristo vivo y viviente, que todo lo llena.
Ojos desparramando por doquier la paz
que nos habita.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario