Me llamas
desde las cosas,
hechas miel y veneno
reflejo silencioso de mi propia raíz.
Un latido silente
se abre camino.
Sendero de los dioses,
entre nieve y bosques.
Aturde el silencio de cada cosa
y cada corazón.
Vive hablando - bendito silencio -,
desde las profundidades.
Solo el miedo no amado
impide la visión y la vida.
Y el milagro del silencio
se renueva cuando el Amor es amado.
Tan liviana la Vida
y el existir.
Enamorarse otra vez
de la fragilidad,
es el único vivir.
Cual blanca pluma
y canto de gorrión,
maravillosa y quieta
la vida acontece y se esfuma.
Deslizándose en secreta armonia
entre mis venas.
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