Queridos amigos de "Agujero en la flauta":
los domingos compartiré un comentario al evangelio del día. ¡Espero les ayude a profundizar su relación con el Cristo Viviente!
Hoy tenemos Marcos 5, 21-43
Marcos nos presenta y entrelaza hábilmente en un mismo relato dos acontecimientos: la curación de la hemorroísa y la resurrección de la hija de Jairo.
En el centro la misma realidad: Jesús Vida. Donde Jesús está, donde Jesús actúa se genera vida. ¡Maravilloso!
A la hemorroísa "se le va" literalmente la vida en sangre; nos preguntamos: ¿Por donde se me está escapando la vida? ¿Qué es lo que me tiene enfermo?
En la resurrección de la hija de Jairo todo se hace más evidente aún.
Nos detenemos en la maravillosa y asombrosa frase que Jesús dice a los que lloran y gritan: "¿Qué estrépito y que lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida".
En esta sencilla expresión se nos revela el eje de nuestra fe: la muerte no existe, es apariencia. La muerte es un sueño, un sueño que nos tiene atrapados y asustados. Hay que despertar, despertar a la Vida. Darse cuenta que solo hay una Realidad: Vida. Vida que se manifiesta y expresa en todo. Nos dirá San Pablo:
"Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará." (Ef, 5, 14)
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