domingo, 27 de diciembre de 2015

Lucas 2, 41-52



La iglesia celebra hoy la fiesta de la familia de Nazaret y nos propone el evangelio donde Lucas nos relata algo muy particular: Jesús se pierde en el Templo. Así, por lo menos, se conoce y se cita este texto. 

En realidad Jesús no se pierde para nada. Los que lo pierden son sus padres. Jesús no se pierde porque él está siempre en casa: su casa es el Padre, más allá de un lugar físico y un espacio concreto.
Jesús está sereno y en paz, conversando con los doctores de la ley: la serenidad de quién - justamente - se siente en casa. Jesús se siente en casa también con la Escritura, con la Palabra de Dios. Es interesante y emocionante ver como Jesús adolescente se maneja con soltura en los vericuetos de la Palabra y puede dialogar con quienes, sin dudas, tenían muchos más años de estudio.
¿De donde saca Jesús esta sabiduría y esta serenidad?
Es importante preguntárselo, me parece. 
Sin duda todo esto le viene de su experiencia directa del Padre, de su relación profunda con Dios.
Jesús puede hablar con soltura y autoridad porque ha visto.
Ha visto el Padre, lo ve. Tiene experiencia directa, personal, única, inmediata. Seguramente su visión del Padre irá creciendo, como nos sugiere el último hermoso versículo. Jesús, hombre pleno, va creciendo en su experiencia de Dios. Como vos, como yo, como todos. 
No podemos vivir de renta en la relación con Dios, porque Dios es siempre nuevo y nunca acaba su conocimiento: tan infinito es el Amor.

María y José están perdidos. Pierden a Jesús porque ellos están perdidos. Están perdidos porque no comprenden a Jesús y no comprenden a Dios: todavía tienen que crecer en la experiencia directa de Dios, en la visión. Todavía ellos "no están en las cosas del Padre" como Jesús. Al final Lucas nos sugiere que María va comprendiendo, porque da tiempo para comprender: "conservaba estas cosas en su corazón".

Resumiendo podemos vislumbrar pistas importantes para nuestro caminar:

1) ¡Siempre estamos en Casa! Siempre vivimos en Dios, en el Amor. Esto nos llena de serenidad y paz.

2) Para vivir concretamente en Casa y sentir que estamos en Casa es esencial crecer en la experiencia directa de Dios, en la visión. Aprender a descubrir a Dios en todo, aprender a verlo, tocarlo, sentirlo.

3) Para crecer en la experiencia directa y en la visión tenemos que darnos el tiempo. Tiempo concreto de silencio y meditación, como María.




jueves, 24 de diciembre de 2015

Buon Natale

Natale: ancora una volta.
Un altro anno celebrando l'avvenimento che per i cristiani ha cambiato la storia.
Un altro 25 di dicembre.
Un'altra volta regali, luci, cene, feste... se avanza un po' di tempo il mondo si ricorderà anche del bambino di Betlemme.
Come uscire dalla fetida abitudine che avvelena la vita?
Come fare affinché questo Natale sia unico, come unico è ogni momento della nostra vita?
Vorremmo ricette magiche, però non ci sono. Non esistono ricette magiche nel cammino spirituale e nel vivere d'amore.
Tutto passa dal quotidiano, dalla nostra umanità, da una piena normalità.
Il bambino di Betlemme è un bambino normale, più normale di ciò que pensiamo. Dio è molto più normale di ciò che siamo abituati a pensare.
Questo è il messaggio rivoluzionario e unico del Natale.
Non cercare ricette magiche ai tuoi problemi, alle tue angosce, al tuo desiderio di pienezza, di amore, di pace.
Più chiaro ancora: non cercare più.
Il bambino è nato. Dio si è fatto uomo: una volta per sempre ed ogni momento ancora.
Dio continua a farsi carne nella nostra umanità: questo è il significato della professione di Gesù di Nazaret come il Cristo. in Cristo umanità e divinità sono una cosa sola: da sempre e per sempre.
Dio agisce incarnandosi nella nostra umanità e nella nostra storia.
L'umanità e tutto ciò che è umano sono dunque l'unica e bellissima ricetta che abbiamo.
Non possiamo saltare l'umano per esplodere nell'estasi mistica dell'Amore.
Non possiamo godere della divinità senza prendere in braccio il bambino e baciarlo fra lacrime e desideri.
Non c'è scorciatoia: la tua umanità è il cammino a Dio.
E la tua umanità significa anche l'umanità dell'altro, del fratello. E significa anche la creazione e tutto ciò che vive, esiste, respira. Propio lì Dio si sta umilmente e quasi di nascosto incarnando: adesso.


Come fare affinché questo Natale sia unico, come unico è ogni momento della nostra vita?

Semplice, bello, divino: innamorati dell'umanità e scopri che in questa stessa e concreta umanità Dio si nasconde, si manifesta, si esprime.

Buon Natale!

Feliz Navidad

Navidad: otra vez. Otro año celebrando el acontecimiento que para los cristianos cambió la historia.
Otro 25 de diciembre. Otra vez regalos, luces, cenas, fiestas... si sobra tiempo el mundo se recordará también del niño de Belén.
¿Cómo salir de la apestosa rutina que envenena la vida?
¿Cómo lograr que esta Navidad sea única, como único es cada momento de nuestra vida?

Quisiéramos recetas mágicas, pero no hay. No existen recetas mágicas en el camino espiritual y en la vivencia del amor.
Todo pasa por lo cotidiano, por nuestra humanidad, por una plena normalidad.
El niño de Belén es un niño normal, más normal de lo que pensamos. Dios es mucho más normal de lo que acostumbramos pensar. 
Este es el mensaje revolucionario y único de la Navidad.
No busques recetas mágicas a tus problemas, tus angustias, tus deseos de plenitud, de amor, de paz.
Más contundente aún: no busques más. 
El niño nació. Dios se hizo hombre: una vez para siempre y a cada instante otra vez. 
Dios continua haciendose carne en nuestra humanidad: esto significa cuando profesamos que Jesús de Nazaret es el Cristo. En Cristo humanidad y divinidad son una cosa sola: desde siempre y para siempre.
Dios actua encarnandose en nuestra humanidad y nuestra historia.
La humanidad y todo lo humano entonces son la única y más hermosa receta que tenemos.
No podemos saltearnos lo humano para estallar en el éxtasis mística del Amor.
No podemos gozar de la divinidad sin tomar en brazos el niño y besarlo entre lágrimas y deseos.
No hay atajo: tu humanidad es el camino a Dios. 
Y tu humanidad significa también la humanidad del otro, del hermano. Y significa también la creación y todo lo que vive, existe, respira. Ahí mismo Dios se está humildemente y ocultamente encarnando: ahora.

¿Cómo lograr que esta Navidad sea única, como único es cada momento de nuestra vida?

Simple, hermoso, divino: enamorate de la humanidad y descubres que en esa misma y concreta humanidad Dios se esconde, se manifiesta, se expresa.

¡Feliz Navidad!



martes, 22 de diciembre de 2015

Hogar

"Si eres cristiano, sientes que Cristo Jesús es tu hogar. Es muy confortable pensar en Jesús como tu hogar. Si eres Budista, entonces es hermoso pensar que el Buda es tu hogar. Tu hogar está disponible en el aquí y el ahora. Cristo está allí, el Buda está allí. La práctica es cómo palparlos, cómo palpar tu hogar. Llamas a Cristo "el Cristo viviente", así que no puedes creer que Cristo es simplemente alguien que vivió en el pasado y ya no está. Él está siempre presente. Tu práctica es cómo palparlo, porque Él es tu hogar. Si eres budista, tu práctica será la misma. Invocas el nombre del Buda como uno de los caminos para palpar al Buda, porque sabes que él es tu hogar. El Cristo viviente y el Buda viviente son tu hogar."


Thich Nath Hanh





El monje vietnamita y maestro zen Thich Nath Hanh nos acompaña en nuestro caminar con este hermoso texto.
Me parece maravilloso y tan ajustado a la Navidad que estamos por celebrar expresar la relación con Cristo como nuestro "hogar". 

El hogar es el lugar donde nos sentimos seguros, amados, protegidos; el lugar del amor, de la intimidad, de la ternura, de la paz. Hablar del Cristo como de nuestro hogar me parece fantástico. 
Cristo para los cristianos es el hogar: un hogar no limitado por tiempo y espacio, un hogar siempre disponible y acogedor. Vivimos en este hogar, porque vivimos siempre en el aquí y el ahora y Cristo es siempre el aquí y el ahora. Cristo es siempre presente y el Presente. 
Vivir en Cristo y vivir en el hogar entonces es vivir el momento presente en plenitud.

Buda es el hogar para los budistas. No hay un solo hogar. El aquí y el ahora se tiñe de distintos colores. Me parece muy sano y muy armónico que cada cual pueda vivir en su hogar y elegir el hogar que quiere.
¿Por qué obligar a vivir en un determinado y único hogar?

Cuando nos abrimos a la Vida descubriremos que todo hogar es nuestro hogar. Cuando logramos ir más allá de  esquemas mentales y doctrinas rígidas ocurre lo imprevisto: tendremos más hogares y podremos apreciar la belleza y unicidad de cada hogar.

Puedo decirlo también por experiencia: si Cristo es mi hogar, también el Buda es mi hogar. Puedo ir de un hogar a otro, sin miedo. Con perfecta alegría y gratitud.
En cada hogar hay cosas comunes y cosas especificas. Todo armónico, bellísimo. 

Thich Nath Hanh nos invita a practicar para que vivamos en nuestro hogar. El camino espiritual, el camino de vuelta a casa requiere una disciplina, requiere perseverancia, ejercicio. ¿Cual es la practica esencial? ¿Cual el ejercicio fundamental?

Sin duda aprender a vivir en el Presente. Volver una y otra vez a este momento único que tenemos: el aquí y el ahora. La Vida se vive ahí. Este es el hogar. Este es el Cristo Viviente, este es el Buda Viviente.

Y no se trata de creer en este caso. Se trata de practicar, de vivir. La espiritualidad no es cuestión de asentimiento mental a ideas: es cuestión de vida vivida. Es cuestión de hacer del Presente nuestro hogar. 
No juzgues si no entiendes: si practicas no juzgas y si juzgas es porque no estás practicando.

Que en esta Navidad encuentres tu hogar, hogar de paz infinita: aquí y ahora.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Lucas 1, 39-45




El cuarto y último domingo de Adviento nos presenta el evangelio de la visitación: María embarazada visita a la prima Isabel también embarazada. 
Este encuentro entre dos mujeres embarazadas es la fiesta de la vida, de la alegría, de la ternura.
Podemos descubrir en este encuentro una intima y doble comunión: de las mujeres y de los niños. Sin nombrar lo obvio: la comunión del niño con su madre.
Si queremos dar un nombre a esta comunión la podemos llamar sin duda: Espíritu Santo.
El Espíritu Santo en la historia de la Iglesia y en la comprensión que la Iglesia tuvo a lo largo de la historia es justamente eso: Misterio de Comunión. 
El fondo de la Vida y de todo lo que existe es Comunión y tiende a la Comunión: este es el motor de la historia.
Hay una unidad de fondo que todo engendra, sostiene y anima y la historia es el desarrollo de esta unidad.
Nuestro camino de vuelta a casa pasa por volver a la unidad.

María e Isabel nos dan una muestra de la belleza de la comunión, del Misterio fondante de la Vida.
Su corazón sencillo y abierto les permite experimentar el fondo de la vida, tocar la raíz de lo real y gozar de ello.
Podemos preguntarnos: ¿Qué es lo que me/nos impide descubrir y tocar lo real, la común raíz de todo lo que es?
¿Qué es lo que me/nos impide gozar en plenitud de la vida?
Descubierto eso se nos abrirán caminos creativos para volver a Casa.

Las diferencias de cualquier tipo y clase provienen de la unidad y el sentido de nuestra vida es crear caminos de reconciliación y de regreso a esta unidad hermosa.
¡Qué maravilloso poder leer así nuestra vida y nuestra vocación!
Viviendo así la alegría será nuestra compañera de camino en toda circunstancia y saltaremos de gozo: "el niño saltó de alegría en mi seno".



viernes, 18 de diciembre de 2015

La ética de Jesús

"La ética de Jesús es la ética de la alegría de vivir para todos, de la alegría compartida con todos, ninguno excluido. Y es lo que más cuesta, asumir y aceptar esto como proyecto de vida. Porque la ascética más dura no es la ascética de la renuncia, sino aquella de la donación"


José María Castillo




El teologo español Castillo, conocido por su valentía, coraje, profundidad y apertura, nos da una clave de lectura importante para nuestro vivir humano y cristiano.

La ética es la ciencia que se ocupa justamente de la manera de vivir, del comportamiento del ser humano. Responde a la pregunta: ¿Cómo hay que vivir?

Me parece acertado e iluminante que Castillo defina la ética de Jesús como la ética de la alegría para todos. El autor, y yo le sigo, subraya el "para todos". Estamos en un mundo donde parece que sólo pocos pueden vivir de la alegría. Muchos no tienen las mínimas condiciones para disfrutar de este hermoso regalo que es la vida.
El evangelio - la palabra misma lo dice - es Buena Noticia. El evangelio es propuesta de vida plena y alegre para todos
Hasta que haya una persona triste en el universo, una persona que no se de cuenta de la raíz alegre de la vida, todavía hay espacio para el anuncio del evangelio. 

Esta ética de la alegría que el evangelio nos propone nos pide una conversión, es decir, un cambio de dirección.
Hasta hace poco, y todavía sigue presente aquí y allá, se centraba el vivir cristiano en la renuncia. El pensamiento subyacente era el siguiente: el mundo en el fondo no es tan bueno; hay que renunciar y sacrificarse, decir "que no" a un sinfín de cosas para encontrar la vida y la salvación.

La ética de la alegría que Jesús nos propone es más humana, sabia y vivible. El mundo es un don maravilloso, donde hay vida de sobra para todos; la salvación está siempre presente en la vida comunicada a cada instante. Esta vida pide ser compartida para llegar a todos, especialmente a los que sufren.

Se pasa de la centralidad de la renuncia a la centralidad de la donación. Donación que es mucho más exigente y humanizante que la simple renuncia.

En otras y cristianas palabras: el amor no es, antes que nada, negación. El amor pide ser - y puede ser - experimentado en plenitud para ser compartido. Para todos


miércoles, 16 de diciembre de 2015

Diálogo

"El diálogo interreligioso comienza en el lugar mismo en donde se unen el silencio y el canto"


Brian Pierce OP







El diálogo es un signo de los tiempos y ya es algo impostergable en la humanidad, en la Iglesia y entre las religiones y tradiciones espirituales. En un mundo globalizado, donde el encuentro de culturas y tradiciones se va dando cada vez más, el diálogo se convierte en algo esencial para el desarrollo de la humanidad.

Hoy nuestra reflexión va enfocada especialmente al diálogo interreligioso, como sugiere la cita del fraile dominico.
El ecumenismo de estos últimos años es uno de los frutos del esfuerzo del diálogo. Muchas veces los esfuerzos de diálogo no producen los frutos esperados, otras veces los esfuerzos quedan frustrados.
¿Por qué es tan difícil dialogar?
Cada cual puede verlo también en sus pequeñas o grandes experiencias.
Creo que la dificultad más grande en un diálogo sincero y profundo radica en la necesidad de salir de la esclavitud del pensamiento y los sentimientos. 
Si estamos aferrados a lo que pensamos y a lo que sentimos, dialogar en profundidad se vuelve cuesta arriba, sino imposible.
Dialogar supone un poner entre paréntesis nuestras convicciones y nuestro mundo afectivo.
Se dialoga realmente a partir de la experiencia, es decir, a partir de la vida.
La historia lo demuestra ampliamente y también las experiencias logradas de dialogo interreligioso.
Sólo quién se desnuda de todas las ideas y baja las defensas emocionales, puede encontrarse con el otro y comprenderlo desde dentro.

"El diálogo interreligioso comienza en el lugar mismo en donde se unen el silencio y el canto."

Brian Pierce, a partir de su experiencia, nos da una hermosa clave. Donde se unen silencio y canto un dialogo autentico puede comenzar. 
Simple y grandiosamente porque en el punto donde se unen silencio y canto no hay pensamiento, no hay apegos afectivos. Simplemente hay Amor que intenta expresarse.
Todas las tradiciones religiosas hunden sus raíces en el silencio y el canto. Todos se encuentran en el silencio y el canto.
Para el dialogo interreligioso y cualquier dialogo, antes de dar cabida a las ideas, tendríamos que hacer silencio y cantar juntos.

¿No sería lindo ver a Tabaré Vazquez y Lacalle Pou hacer silencio y cantar juntos?
¿No sería lindo ver a Obama y Putin hacer silencio y cantar juntos?
¿No sería lindo ver a israelitas y palestinos hacer silencio y cantar juntos?
¿No sería lindo ver al Papa y al Dalai Lama hacer silencio y cantar juntos?

Estoy seguro que los frutos serían increíbles y profundos.

Hay que comenzar ahí donde estamos y vivimos.
Vos y yo podemos empezar: hoy mismo.




domingo, 13 de diciembre de 2015

Filipenses 4, 4-7


En el tercer domingo de Adviento la Iglesia celebra la alegría. Se acerca la Navidad, se acerca la llegada del Salvador y la Iglesia desborda de gozo.
Las lecturas de la liturgia de hoy, especialmente la primera y la segunda, nos hablan de la alegría. El evangelio nos presenta la alegría a través de la imagen del esposo.
Quisiera hacer referencia especialmente a la segunda lectura, tomada de la carta de Pablo a los filipenses. 

"Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús."

Es un texto fantastico, lleno de luz. Uno de mis preferidos.
La Presencia de Dios es fuente de alegría. "El Señor está cerca" lo podemos tomar no solo en sentido temporal, sino espacial: el Señor está aquí. La Navidad es justamente la celebración de la Presencia de Dios. Dios es el eternamente Presente. Cuando despertamos a Esa Presencia la alegría se convierte en nuestra forma de vida, más allá de los normales "problemas" y dificultades de la vida. Será una alegría profunda, como una nota musical de fondo que acompaña nuestro vivir. Descubierta la Presencia, nos daremos cuenta de nuestra común y maravillosa identidad: paz. La paz de Dios, "que supera todo pensar" es lo que somos. Somos Esa Paz. Tu eres Paz. Antes y más allá de tu nombre, tú eres Paz. 
Esa Paz de Dios que supera todo, abarca todo, trasciende todo, es lo que somos. Paz es el verdadero nombre de la alegría, porque a veces puede que no sintamos la alegría, pero siempre podemos sentirnos en Paz. 
Todas las veces que no percibamos ese Oceano de Paz que somos es un llamado a volver a casa, a nuestra raíz, a nuestra identidad: Dios.


sábado, 12 de diciembre de 2015

Compartiendo sensaciones

Esta primera reflexión desde Italia, más que una reflexión, es un compartir las primeras sensaciones. Un compartir desde la raíz puede también ser útil para comprender cosas e ir caminando.

Viajar es siempre interesante por toda una serie de realidades que se ponen en juego. Hablo del viajar simple y casi cotidiano, no del viajar turístico. 
Viajar cuestiona, desestabiliza, relativiza muchas cosas. Viajar es siempre oportunidad para aprender. 
En este viaje me sorprendió la cantidad de rostros. El peligro de estos viajes por aviones y aeropuertos es pasar por las personas como por cosas u objetos. Se ve tanta gente: gente ansiosa, feliz, apurada, cansada. Gente sola, con familia, gente sana y enferma, gente de todas las edades. Podemos mirar a todos estos rostros casi al pasar o podemos darnos cuenta que detrás de cada rostro hay una vida única, hay vida de Dios manifestada, cualquier sean las condiciones. Intenté mirar así a estos rostros cercanos y sonreirles: cada tanto se me devolvió una sonrisa. ¡Qué alegría!

Al salir del aeropuerto de Milán me conmovió la experiencia del aire frío. Hacía doce años que no sentía en mi rostro el aire frío y seco del diciembre milanés. Un aire que te trae la Navidad como regalo, casi de sopetón; un aire que huele a fiesta y familia. Fui a mi niñez y a sus inocentes sensaciones. Es asombroso como algo tan sencillo y cotidiano se llena de significados y valor.
También tuve la sensación que el aire frío y navideño de Milán es, en el fondo, el mismo aire caliente y húmedo del verano uruguayo. También el aire, pensé, "sabe de Dios": unidad y distinción. El Uno que se manifiesta de distintas maneras. 

Una última sensación. Al caminar hoy por las calles de mi barrio me encontré con la que fue mi maestra de escuela, hace algo más de 30 años. Nos reconocimos en seguida: educadores y educandos se imprimen de una manera especial en el corazón. Tan fundamental es la educación.
Mi maestra me recordó que de niño, en la escuela, escribía mucho sobre la naturaleza, la creación, el ambiente. ¡Qué memoria la maestra! si pensamos también que por ella habrán pasado centenares de niños. 
Y que lindo ver que ya desde niño Dios me venía formando a la escritura y al amor por la creación.

Agradezco estas primeras sensaciones a través de las cuales Dios me muestra su rostro, rostros de mil colores y formas, en perfecta armonía.



martes, 8 de diciembre de 2015

Inmaculada

"La fiesta de la Inmaculada Concepción es la fiesta de nuestra concepción sin mancha. En ella celebramos nuestro engendramiento de Dios"


W. Jager 





8 de diciembre: María Inmaculada. Fiesta grande para los cristianos, para muchas congregaciones religiosas, para la Iglesia entera, para muchos países que la tienen como Patrona.

Celebrar a María es celebrar nuestra común identidad, nuestro ser más autentico.
La Inmaculada Concepción de María nos invita a descubrir y recordar lo que somos: amor y belleza; amor y belleza que en sus núcleos no están - y no pueden estar - afectados por lo que llamamos "pecado".
Lo que "llamamos" pecado actúa a un nivel más superficial de nuestra humanidad, aunque sus efectos hacen tanto daño y nos hacen sufrir.
Decía Santa Juliana de Norwich, mística inglesa del XIV siglo, que nunca pudo encontrar el pecado en sí mismo, sino solo pudo ver sus efectos. ¿Que quiere decir?
Que el pecado no tiene consistencia en si mismo, no tiene identidad. El pecado actúa en el nivel psicológico de nuestra existencia.
La Inmaculada nos recuerda que nuestra raíz es inmaculada. Todos, en el fondo, somos inmaculados. Hay un lugar sagrado en el ser humano y en todo lo que existe que siempre está a salvo; un lugar hermoso, eterno, bellísimo.
Esta es nuestra común identidad, esto es lo que somos. La vida nos es dada para descubrir esto y sacarlo a luz. La vida nos es regalada para darnos cuenta de lo inmaculado. 
Esto quiere decir cuando decimos que somos "hijos de Dios".
Nuestra identidad radica en Dios. Más aún: los místicos de todas las tradiciones nos dicen que somos vida divina en un viaje humano. Cada cual es un matiz divino expresandose en forma humana. 
Comprendido y experimentado que nuestra identidad es divina, todo se simplifica: ¿puede el "pecado" afectar a Dios? ¿Puede una gota de agua apagar un incendio? ¿Puede una mirada oscura destruir la luz?

María supo exteriorizar todo esto de manera maravillosa.
María supo ir a pescar en el fondo de su ser, supo beber donde el pozo es profundo.
María supo ver la belleza que no tiene confín y se dejó plasmar por esa belleza.

Mujer del silencio, sin egoismo, libre. Tres claves para ir descubriendo que somos inmaculados. Como ella. Amada, bellísima. 

domingo, 6 de diciembre de 2015

Lucas 3, 1-6



En este segundo domingo de Adviento la liturgia nos presenta el contexto histórico de los acontecimientos evangélicos. Además nos presenta la figura y la misión de Juan Bautista.

El contexto historico muy detallado que Lucas nos presenta  quiere dar fuerza al tema de la Encarnación: Dios actúa siempre y sólo a través de la vida real y concreta. Lo real es el camino que Dios recorre con la humanidad. Entonces en cada punto histórico y concreto de la realidad la Presencia de Dios abre al infinito. Esta es la maravillosa y única paradoja de la Encarnación: finito e infinito coinciden, histórico y eterno coinciden, particularidad y universalidad coinciden.

El otro gran tema de hoy nos lo presenta la vocación de Juan que Lucas hace remontar al grito profético de Isaías: "Una voz grita en el desierto, preparen el camino del Señor.
Juan representa simbolicamente la vocación de la humanidad entera: preparar el camino del Señor. Estar atentos y vigilantes. El Señor está viniendo constantemente. Más aún: su Presencia nos configura, nos envuelve, nos sostiene.

En realidad en el desierto no hay mucho que hacer: en el desierto no hay camino, el camino es el desierto. 
En el desierto de nuestra humanidad herida hay que inventar caminos interiores: aplanar, rellenar, enderezar. Crear las condiciones para que la Presencia pueda ser percibida, amada, vivida. 

sábado, 5 de diciembre de 2015

Vivir al límite

"¿Valdrá el último intento, 
este granito de oro,
la vida entera?"


Stefano Cartabia 





Soriano se caracteriza por la cantidad y variedad de pájaros. Me parece tenga que ver con la abundancia de alimentación. Igual hacemos los seres humanos: vamos donde se come. No deja de ser interesante.

Los camiones llenos de granos van perdiendo el sabroso alimento por las rutas y caminos vecinales: fiesta para los pájaros. Solitos o en grupo los vemos cazar su granito.
Siempre me llama la atención alguno que otro pájaro atrevido - o valiente quizás - que para comer su granito espera hasta el último instante para levantarse en vuelo y evitar el fatal impacto con los autos. 
Me pasó a mi también tener que asistir - con cierto dolor - al fatal impacto. 

Pajarito atrevido:
¿Vale la pena esperar hasta el último momento para levantarse y volar?
¿Tanta hambre tienes?
¿O quieres vivir al limite y saborear hasta la muerte?

Me enseñan los pájaros atrevidos, los que zafaron y los que no.
Los seres humanos vivimos lo mismo. A veces arriesgamos valores importantes y hasta la vida por cosas que no valen la pena. Otras arriesgamos por cosas que si valen la pena.
Vivir al límite no siempre es negativo. Saborear la vida hasta donde se junta con la muerte puede enseñarnos muchas cosas.
Es vivir con totalidad. Es vivir en plenitud el presente.
Gracias pajarito: tu último intento es también plenitud de vida.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Como un molino de viento

Recorriendo el país siempre más vemos parques eólicos o molinos de viento solos. 
Los molinos de viento nos pueden ayudar en nuestro camino espiritual. Todo aquello que miramos con atención y hacemos consciente es una luz en el camino y nos amplia la conciencia.
De los molinos de viento me llama la atención la importante diferencia de tamaño entre la base y las palas: no hay proporción.
Las palas se mueven lentamente y el viento no se ve. A veces hasta parece no haber viento e igualmente las palas giran.

Saliendo de la metafora, ¿qué podemos aprender de los molinos?
Sin duda lo fundamental es encontrar el fundamento de nuestra vida, nuestra base, nuestra raíz. Sin esto un poco de viento, en lugar de producir energía, nos derrumbaría. 
Algo muy útil y aprovechable, pero sin fundamento, puede destruir en lugar de construir. Nos viene a la mente la parábola de Jesús de la casa sobre la roca.

Lo central es descubrir nuestra identidad: este es el único fundamento. Nuestra identidad va más allá de todo lo que podamos pensar y sentir. Todo lo que pasa y muere no es lo que somos: siempre hay que recordarlo.
Por eso la meditación en silencio y en quietud es una herramienta fundamental en este camino. Sentados en quietud somos como la base del molino y nuestra serena respiración es como las palas que se mueven.
Todos los esfuerzos y las búsquedas tienen que estar enfocados en descubrir y enraizarse en nuestra identidad. 
Lo que somos podemos llamarlo de distintas maneras: amor, vida, quietud, paz. Vida divina en forma humana. 
Anclados en lo que somos el viento del amor, que no sabemos de donde viene y adonde va (Jn 3, 8) nos moverá suavemente.
Casi sin darnos cuenta produciremos energía, comunicaremos amor.
Nos daremos cuenta en realidad que todo es gracia, todo es don. Lo único esencial habrá sido encontrarnos a nosotros mismos, enraizarnos en Dios. El resto surgirá solo, como vida desbordante que se comunica gratuitamente.

¡Gracias molinos por tan linda enseñanza!





jueves, 3 de diciembre de 2015

Admiración

"Sólo la admiración capta alguna cosa"


San Gregorio de Nisa





San Gregorio de Nisa vivió en el IV siglo en Capadocia: gran teologo, místico y padre de la Iglesia. Hoy nos ilumina con un fantástico consejo.

"Sólo la admiración capta alguna cosa."

¿Qué nos quiere decir?

Las padres de la Iglesia intentan abrir caminos al conocimiento de uno mismo y al conocimiento de Dios, dos conocimientos que, al final, coinciden. Lo revelará solo la experiencia.
Intentando abrir caminos hacia el conocimiento de Dios se llega a una conclusión: la divinidad está siempre más allá de nuestro conocimiento. Lo que podemos conocer de Dios es siempre parcial, limitado, corregible. Por eso los padres recomiendan el silencio y la contemplación.
Solo el silencio es el lenguaje adapto para hablar de Dios: hermosa paradoja.
También el conocimiento de uno mismo, de los demás, de la creación pasa por la misma experiencia: es muy difícil llegar a un conocimiento real y cabal de la cosas. Eso esencialmente porque nuestra mente, nuestro ego, intervienen continuamente interpretando y manipulando la realidad, muchas veces a partir de nuestros miedos, carencias afectivas y necesidades ocultas.

¿Se puede entonces conocer realmente lo real?
Más allá de la importancia del silencio, Gregorio de Nisa nos da una pista más, pista hermosa y aprovechable.

"Sólo la admiración capta alguna cosa."

La admiración puede llegar a captar algo de lo esencial, puede penetrar en la realidad o, mejor dicho, deja que la realidad nos revele su secreto.
La admiración tiene la capacidad de sacar el foco de atención de nosotros mismos hacia lo otro, hacia una belleza que nos supera.
Admirar es dejar sorprenderse por el amor y la belleza.
Cuando aprendamos a admirar, captamos algo de la esencia de las cosas.
Cuando entramos en contacto con algo nos podemos preguntar: ¿Qué hay de admirable en esta realidad?

Dejamos que el silencio nos lleve a la admiración y la admiración nos llevará a la belleza de lo real.




miércoles, 2 de diciembre de 2015

Incertidumbre feliz

"Cuando comprendemos la verdad de la incertidumbre y nos relajamos, nos volvemos libres"


Jack Kornfield





La incertidumbre es la gran compañera de toda nuestra vida. A menudo vivimos como si tuviéramos certezas, cuando en realidad las certezas no hacen parte de la aventura de la vida.
Ya que la certezas físicas y materiales se desvanecen más fácilmente, en general nos aferramos a certezas morales o espirituales, porque nos parecen más estables. 
En un primero momento la vida se encarga de desmontar las seguridades materiales: bienes, cuenta bancaria, afectos, personas... basta poco para que se pierda algo material y también un afecto o una amistad. Cuando nos desilusionamos puede que ponemos nuestro deseo compulsivo de seguridad en realidades "espirituales": religión, oración, grupos y cosas por el estilo.
Con el tiempo la vida se encarga de desmontar también esto y cuando no lo aceptamos nos convertimos en amargados, tristes, quejosos. 

Ni que decir que la incertidumbre va de la mano de la experiencia del morir: creemos que la muerte es algo lejano y vivimos como si esa experiencia no nos pertenezca. En realidad la experiencia del morir está siempre mucho más cercana de lo que podemos imaginar: cuantos conocidos murieron de un día para otro... pero siempre pensamos que "le toca a otro". Todos los días estamos muriendo y naciendo y no nos damos cuenta.

La hermana incertidumbre se manifiesta en todos los aspectos de la vida: hay que estar más atento para darse cuenta, conocerla, darle la bienvenida y apreciarla.
La incertidumbre es esencial a la vida, porque la incertidumbre permite el pleno desarrollo de Dios: su manifestación en infinitas formas. En la incertidumbre cabe todo, en la certeza cabe muy poco.

Cuando comprendemos lo esencial y la belleza de la incertidumbre dejamos de aferrarnos y apegarnos a lo que pasa y aprendemos a vivir desde lo eterno. Somos realmente libres, porque fluimos con la totalidad de la Vida.
Esta libertad plena la podemos llamar también felicidad.
Así que la incertidumbre que en un plano superficial nos asusta, en realidad nos conduce a la libertad y la plenitud.
¡Bendita incertidumbre feliz!

martes, 1 de diciembre de 2015

Descalzos

El fin de semana pasado, como les había anunciado, estuve de retiro con el P. Laurence Freeman, responsable de la Comunidad Mundial de Meditación Cristiana.


Fue un retiro de silencio y meditación, donde también vivimos la experiencia de una caminata contemplativa.
Estaba de chancletas y en un momento de la caminata me descalcé. Quería vivir la experiencia del caminar más concretamente y sentir más sensiblemente el terreno.
Es muy interesante darse cuenta como el caminar con los pies desnudos cambia totalmente la percepción. 
Estando atentos se perciben cantidad de cosas: la piedritas del terreno, el polvo, la hierba, lo desparejo del terreno y sus ondulaciones... a veces un poco de dolor si se pisa alguna piedra puntiaguda y otras veces alivio pisando la suavidad del pasto fresco. Me llamó la atención especialmente la notable diferencia de temperatura entre donde llega el sol y donde hay sombra.

Me vino a la mente el pasaje del libro del Exodo en el cual Moisés se acerca a la zarza ardiendo y escucha la voz de Dios: No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa”. (Ex 3, 5).

Para percibir a Dios hay que sacarse las sandalias. Desde Jesús (y Buda antes) y desde una percepción más ajustada de la realidad podemos sin duda afirmar que todo, absolutamente todo es "tierra santa". Ya no existe separación entre profano y sagrado. La separación la ponemos nosotros porque no nos quitamos las sandalias: entonces nuestra percepción se hace artificial y mecánica. 

Para aprender a percibir la Presencia desbordante de Dios hay que desnudarse: soltar miedos, prejuicios, cosas aprendidas, dogmas, catecismos, filosofías, etiquetas. No porque no sirven, sino porque - en un primer momento por lo menos - distorsionan la percepción. Antes hay que aprender a percibir la Presencia, después podemos manejar con soltura y sabiduría todas estas cosas.
Si antes no piso la tierra con los pies descalzos, nunca sabré lo que se siente y lo que significa. Nunca conoceré realmente el terreno.
Una vez vivida y aprendida la experiencia andar con zapatos puede agilizar algunas cosas y, cuando lo necesitamos, podemos volver a descalzarnos.

El aprendizaje de la percepción es fundamental y para eso a nadie les es ahorrado el desnudarse interior: el silencio y la meditación conducen a esto.
Sólo desde la desnudez se percibe el infinito. Ya lo había vislumbrado el poeta William Blake: "Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito."

Caminar descalzo puede doler, pero la libertad y la sensaciones que genera no tiene comparación.

¡Buena caminata!

viernes, 27 de noviembre de 2015

¿Pájaro o libro?

"Cuando el pájaro y el libro discrepan, siempre cree en el pájaro"

James Audubon





Fantástica la cita de hoy. Nos da pistas y pautas fundamentales para nuestro caminar.

¿Qué quiere decirnos?

El pájaro en este caso representa la vida real, concreta, libre. El libro su interpretación.
Cuando la vida real y su interpretación discrepan, siempre cree en la vida.
Un consejo fundamental.

La vida siempre tiene razón. Lo afirman todos los maestros espirituales, pero todavía nos cuesta mucho aceptarlo y practicarlo. La fuerza e inercia de la mente son imponentes. Casi siempre vivimos una vida interpretada, nunca una vida real. Es desde ahí donde surgen la mayoría de nuestros "problemas". 
Muchas veces sufrimos porque interpretamos todo lo que nos pasa y nos dejamos arrastrar por esa interpretación, que casi siempre es esclava de nuestros sentimientos, nuestros miedos y necesidades.

Canta el pájaro y nosotros estamos preocupados por si llueve...
Canta el pájaro y estamos pensando de donde viene y adonde va...
Canta el pájaro y nos trae recuerdos...
Canta el pájaro y nos asusta el anochecer...
Canta el pájaro y la soledad me atrapa...

Canta el pájaro... ¿Por qué solo y simplemente no lo escuchas?

(El fin de semana estaré en un retiro y por eso no podré publicar las reflexiones. Estaremos de vuelta el martes! Los recuerdo en la oración).


jueves, 26 de noviembre de 2015

Poesía y poeta




Descubrí la vocación a la poesía hace unos años, pero solo en estos últimos le estoy dando más cabida. Será ahora el tiempo justo.
Me fascina la poesía y me fascinan los poetas.
No me gusta definirme y no me defino: definirse es limitarse.
Simplemente vivo la poesía y, cada tanto, dejo que se escriba.
En realidad es la poesía que me vive, la poesía nos vive a todos.

Todos tienen la vocación de poetas: hay que desenterrarla. Todos la tienen porque todos somos humanos y la poesía nace con el ser humano. Todos la tienen porque todos buscamos al Amor y vivimos del Amor.

Ser poeta no consiste tanto, ni solo, en escribir poesías.
Ser poeta es una actitud frente a la vida. Se vive de poeta, se vive como poeta: y cuando el cielo quiere también se escribe algo.

Vivir como poeta es mirar al mundo sonriendo, a pesar de todo.
Vivir como poeta es conversar con una flor y, sobre todo, escuchar su respuesta.
Vivir como poeta es estar eternamente enamorado y pasar por la vida cantando.
Vivir como poeta es cuestión de unidad: ser uno con todo y desaparecer.vi
Vivir como poeta es captar lo real de lo real, lo único que brilla en la noche más oscura.
Vivir como poeta es fluir con todo sin juzgar y cantar el dolor.
Vivir como poeta es ser instrumento: por tu sangre pasan los versos y por tu sangre quedan ahogados.
Vivir como poeta es atreverse a decir lo que sería mejor callar.
Vivir como poeta es vivir como un útero: gestar la vida y dar a luz al momento correcto.

Ser poeta es una actitud: dejar que la Palabra fecunde el silencio.
Ser poeta es traicionar con calidad al Misterio.
Ser poeta es sostener la mirada de Dios hasta el instante antes que te consuma.

Decía Dostoievsky: “la belleza salvará al mundo.
Me permito añadir: “la poesía creará la belleza.
Porque la poesía viene antes, en todo sentido. Porque la poesía hace florecer hasta lo muerto y descubre belleza donde no la hay.
La poesía surge en el preciso instante en que Dios se contempló a si mismo.

En el fondo la plenitud o la santidad consisten es darse cuenta de nuestro verdadero nombre: poesía.
¡Descúbrelo! ¡Anímate a vivir como poeta!



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