En este segundo domingo de Adviento la liturgia nos presenta el contexto histórico de los acontecimientos evangélicos. Además nos presenta la figura y la misión de Juan Bautista.
El contexto historico muy detallado que Lucas nos presenta quiere dar fuerza al tema de la Encarnación: Dios actúa siempre y sólo a través de la vida real y concreta. Lo real es el camino que Dios recorre con la humanidad. Entonces en cada punto histórico y concreto de la realidad la Presencia de Dios abre al infinito. Esta es la maravillosa y única paradoja de la Encarnación: finito e infinito coinciden, histórico y eterno coinciden, particularidad y universalidad coinciden.
El otro gran tema de hoy nos lo presenta la vocación de Juan que Lucas hace remontar al grito profético de Isaías: "Una voz grita en el desierto, preparen el camino del Señor."
Juan representa simbolicamente la vocación de la humanidad entera: preparar el camino del Señor. Estar atentos y vigilantes. El Señor está viniendo constantemente. Más aún: su Presencia nos configura, nos envuelve, nos sostiene.
En realidad en el desierto no hay mucho que hacer: en el desierto no hay camino, el camino es el desierto.
En el desierto de nuestra humanidad herida hay que inventar caminos interiores: aplanar, rellenar, enderezar. Crear las condiciones para que la Presencia pueda ser percibida, amada, vivida.
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