"Si eres cristiano, sientes que Cristo Jesús es tu hogar. Es muy confortable pensar en Jesús como tu hogar. Si eres Budista, entonces es hermoso pensar que el Buda es tu hogar. Tu hogar está disponible en el aquí y el ahora. Cristo está allí, el Buda está allí. La práctica es cómo palparlos, cómo palpar tu hogar. Llamas a Cristo "el Cristo viviente", así que no puedes creer que Cristo es simplemente alguien que vivió en el pasado y ya no está. Él está siempre presente. Tu práctica es cómo palparlo, porque Él es tu hogar. Si eres budista, tu práctica será la misma. Invocas el nombre del Buda como uno de los caminos para palpar al Buda, porque sabes que él es tu hogar. El Cristo viviente y el Buda viviente son tu hogar."
Thich Nath Hanh
El monje vietnamita y maestro zen Thich Nath Hanh nos acompaña en nuestro caminar con este hermoso texto.
Me parece maravilloso y tan ajustado a la Navidad que estamos por celebrar expresar la relación con Cristo como nuestro "hogar".
El hogar es el lugar donde nos sentimos seguros, amados, protegidos; el lugar del amor, de la intimidad, de la ternura, de la paz. Hablar del Cristo como de nuestro hogar me parece fantástico.
Cristo para los cristianos es el hogar: un hogar no limitado por tiempo y espacio, un hogar siempre disponible y acogedor. Vivimos en este hogar, porque vivimos siempre en el aquí y el ahora y Cristo es siempre el aquí y el ahora. Cristo es siempre presente y el Presente.
Vivir en Cristo y vivir en el hogar entonces es vivir el momento presente en plenitud.
Buda es el hogar para los budistas. No hay un solo hogar. El aquí y el ahora se tiñe de distintos colores. Me parece muy sano y muy armónico que cada cual pueda vivir en su hogar y elegir el hogar que quiere.
¿Por qué obligar a vivir en un determinado y único hogar?
Cuando nos abrimos a la Vida descubriremos que todo hogar es nuestro hogar. Cuando logramos ir más allá de esquemas mentales y doctrinas rígidas ocurre lo imprevisto: tendremos más hogares y podremos apreciar la belleza y unicidad de cada hogar.
Puedo decirlo también por experiencia: si Cristo es mi hogar, también el Buda es mi hogar. Puedo ir de un hogar a otro, sin miedo. Con perfecta alegría y gratitud.
En cada hogar hay cosas comunes y cosas especificas. Todo armónico, bellísimo.
Thich Nath Hanh nos invita a practicar para que vivamos en nuestro hogar. El camino espiritual, el camino de vuelta a casa requiere una disciplina, requiere perseverancia, ejercicio. ¿Cual es la practica esencial? ¿Cual el ejercicio fundamental?
Sin duda aprender a vivir en el Presente. Volver una y otra vez a este momento único que tenemos: el aquí y el ahora. La Vida se vive ahí. Este es el hogar. Este es el Cristo Viviente, este es el Buda Viviente.
Y no se trata de creer en este caso. Se trata de practicar, de vivir. La espiritualidad no es cuestión de asentimiento mental a ideas: es cuestión de vida vivida. Es cuestión de hacer del Presente nuestro hogar.
No juzgues si no entiendes: si practicas no juzgas y si juzgas es porque no estás practicando.
Que en esta Navidad encuentres tu hogar, hogar de paz infinita: aquí y ahora.
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