jueves, 8 de octubre de 2015

Aprender a fracasar

"Inténtalo de nuevo. Fracasa de nuevo. Fracasa mejor"


Samuel Beckett







Samuel Beckett (1906-1989), novelista y poeta irlandés, nos sorprende hoy con una interesante afirmación. Los poetas, espíritus atentos y profundos, nos sorprenden muchas veces con sus afirmaciones que van más allá de la lógica y el sentido común.
Hay también una monja budista, Pema Chodron, que habla de "como fracasar" y también cita a nuestro poeta.
El fracaso es nuestro compañero de camino a lo largo de la vida, mucho más fiel que el éxito. 
Así que, aprender a fracasar, se convierte en tarea impostergable.
No estamos hablando solo de los "grandes fracasos" de la vida, sino también de los cotidianos, chiquitos, de todos los días. No es necesario poner ejemplos creo.
Tampoco estamos afirmando que buscamos el fracaso por el fracaso: sería masoquismo, actitud poco humana, menos cristiana y hasta patológica.

Aprender a fracasar es aceptar con serenidad que la Vida nos supera, que los criterios de la Vida muchas veces no son los nuestros.
Aprender a fracasar es convertirse es un aprendiz feliz.
Aprender a fracasar nos hace más humildes y compasivos.
Aprender a fracasar nos muestra la importancia del recomenzar y que la vida es siempre nueva a cada instante.
Aprender a fracasar es reconocer que el éxito, lo que nosotros etiquetamos como éxito, es ilusorio y peligroso.
Sobre todo, aprender a fracasar, nos abre a la gratuidad, al don. Nos abre al Amor. En el fracaso nos damos cuenta de donde brota la fuente perenne del Amor.

El mejor fracaso de la historia fue sin duda el de Jesús: en la cruz, fracaso total. Desde este fracaso surgió, surge imparable la luz, la vida, la resurrección.



miércoles, 7 de octubre de 2015

La puerta se abrirá

"En el momento en que aceptes 
los problemas que te han sido dados, 
la puerta se abrirá"

Rumi




Definir una situación como "problema" es ya etiquetarla. 
En si no existen "problemas", existen solo situaciones neutras que según una serie de circunstancias personales definimos como "problemas" o no.
La muerte misma no es un problema, es simple y solamente muerte. San Francisco vio todo esto y la llamó "hermana".

Sería muy sabio empezar a no etiquetar las situaciones sino a recibirlas con corazón abierto y atento. Cuando se recibe y acepta lo que ocurre sin etiquetar ya pierde de por si el estatus de "problema".
A esto se refiere Rumi cuando dice: "En el momento en que aceptes los problemas que te han sido dados, la puerta se abrirá".
Todo lo que me ocurre, también lo que no me gusta o me duele y por ende defino como "problema" es exactamente lo que necesito para crecer en comprensión y en amor.
Cuando aceptamos plena y conscientemente lo que está ocurriendo, la puerta se abre. Los testimonios son infinitos.

¿Qué puerta? Podemos utilizar la expresión del libro del Génesis: la puerta (el árbol) que abre "al conocimiento del bien y del mal" (2, 17).
Es la puerta que da acceso al Misterio, al corazón de Dios, a nuestra autentico ser. Distintas expresiones que apuntan a lo mismo.

Es la puerta del sepulcro vacío de Cristo, es la puerta que abre la cruz. 
Es una puerta sin llave y que se abre sólo desde dentro.
Una puerta única y a la vez distinta para cada cual.
El camino es largo y corto a la vez: la puerta siempre está aquí y ahora...y no logramos verla.
Vale la pena aceptar, vale la pena decir "si" a la vida. Siempre. Y la puerta se abrirá.








martes, 6 de octubre de 2015

Templo de fuego

"¿No es hora acaso de convertir tu corazón en un templo de fuego?"

Rumi




¿Cómo se convierte un corazón en un templo de fuego?
O, dicho de otra manera, ¿cómo nos convertimos en amor ardiente?
En realidad, lo que nos puede parecer una hazaña para pocos elegidos, es lo que somos. 
Somos amor y somos fuego; porque somos puro don, vida divina en un viaje humano.
Descubrirlo y vivirse desde ahí tiene que ser nuestro incesante esfuerzo y nuestra búsqueda. Una búsqueda ya acabada al comenzarla pero igualmente necesaria.

No se convierte un corazón en templo de fuego a través de las prácticas de las virtudes o de esfuerzos morales: esto sólo nos conduce a una tensión continua, al fracaso y la decepción y, en caso de lograr algo, a un terrible orgullo.
Porque todo esto nos distrae de lo único esencial y lo único existente: la gratuitad. 
Descubierta nuestra identidad de fuego nuestra vida exterior y concreta se amoldará con fluidez - a veces con esfuerzo y dolor también - a lo que somos.
Templo de fuego no significa hacer cosas grandes y extraordinarias. Un templo de fuego no las necesita.
Es más simple (y más peligroso) hacer milagros que barrer el patio con todo tu ser.
Por eso convertir el corazón en un templo de fuego es salir de la mediocridad: como dice la palabra, salir de "vivir las cosas a medias" para vivir cada cosa con totalidad.
Templo de fuego es vivir cada instante, por insignificante que parezca, con totalidad y desapego: estar completamente en lo que se está haciendo y el instante después dejarlo ir.

¿No es hora acaso?
Templo de fuego es vivir aquí y ahora.
Ahora mismo, tu que lees, eres templo de fuego.
No pierdas tiempo; el tiempo es ilusión.
Ahora es el momento, porque solo el Ahora Es.
El Ahora es Templo de fuego: metete en él.
Abre tus ojos, date cuenta, agradeces y vives a partir de Eso.


domingo, 4 de octubre de 2015

Marcos 10, 2-16




El evangelio que hoy la liturgia nos propone llega justo cuando se abre el Sínodo de los obispos sobre la familia.
Los temas del divorcio, de la comunión a los divorciados, de las uniones de facto y de las uniones de personas del mismo sexo serán sin dudas temas centrales.
Pedimos al Espíritu apertura de mente y corazón.

Como siempre es necesario leer el evangelio con atención y no quedarse atascados en interpretaciones superficiales y morales que casi nunca dan en el blanco. Las interpretaciones morales y dogmáticas solo reflejan nuestros miedos e inseguridades. 
Además hay que situar el evangelio en su cultura y en la mentalidad y propósito del evangelista. No último es importante leerlo con una conciencia actual e iluminada: asunto no siempre fácil.
Todo esto para que el evangelio sea Palabra de Dios para nosotros hoy; Palabra que transforma y comunica vida y alegría.

El texto de hoy me parece que nos puede brindar dos criterios claves para crecer en comprensión y sabiduría.

1) Dios solo desea nuestra plenitud y felicidad. Esta plenitud está en descubrir nuestra esencia que justamente radica en el amor. Todo lo que Jesús nos propone es para nuestro bien. El "aguante" por si solo no construye y no viene de Dios. Es probable que viene de nuestro ego y orgullo mal disimulados y a veces también de patologías. 

2) Amar es un aprendizaje. Es el aprendizaje clave de la vida. No se nace sabiendo amar. La maravillosa aventura de la vida es la aventura del aprendizaje del Amor. Y, cualquier aprendizaje humano, se da a través de equivocaciones y fracasos. Aprender es fracasar en cierto sentido. La clave está en vivir las equivocaciones y los fracasos como aprendizaje, para crecer en el conocimiento de nuestra identidad: Amor. Y, desde ahí, crecer en entrega. 
El aprendizaje también tiene otras dos características: se da en el tiempo y es sumamente personal. Los principios absolutos, para todos  y para siempre, no son humanos y por eso tampoco divinos.

sábado, 3 de octubre de 2015

El altar del mundo



























Misa en pleno campo. El atardecer dibuja colores únicos sobre el avance del río que se inserta en la tierra, casi pidiendo permiso. Los reflejos de la luz sobre los arboles hablan de paz. Sólo el canto de unas pocas aves acompañan la celebración de la Eucaristía. 


El altar es el mundo. 

Ya lo decía el gran teólogo francés Teilhard de Chardin hablando de la "Misa sobre el mundo".
El altar es el mundo: el único altar digno. Único para todos. El altar del mundo no separa, solo une. 

En el altar del mundo se consumen todos los anhelos y los dolores de la humanidad.

Su belleza es infinita e indecible. Los demás altares son sólo signo de este único altar.
Se celebra y el Cristo viene otra vez en un poco de pan y un poco de vino; viene desde su altar a contemplar el río y escuchar el canto. Las bellezas se confunden: siempre las bellezas se confunden porque solo hay Una belleza. 
Ya no se sabe donde está el río, el atardecer, el canto y Cristo. Los confines se desdibujan y solo queda una quietud infinita que huele al Amor.

viernes, 2 de octubre de 2015

Resultados distintos

"No hay mayor signo de demencia, que hacer la misma cosa una y otra vez, y esperar que los resultados sean distintos

Albert Einstein



El amigo Einstein nos regala una pista para empezar nuestra jornada.
Parece lógico pero, como pasa a menudo, lo más sencillo nos parece demasiado obvio como para ponerlo en práctica, para transformarlo en vida.
En muchos campos de nuestras vidas seguimos repitiendo lo mismo y esperamos que las cosas cambien. Eternamente insatisfechos caemos en la queja: no por nada hasta un libro de la Biblia se llama "de las lamentaciones".
¿Por qué no intentar algo nuevo? 
¿Cuales miedos nos atrapan?
Cada cual puede revisar en cuales aspectos de su vida sigue haciendo lo mismo y por donde van sus quejas.

Yo simplemente quiero subrayar la pastoral de la iglesia.
Por siglos hemos predicado lo mismo y nuestra pastoral, nuestra manera de evangelizar, quedó estancada. 
Por no hablar de la liturgia y la catequesis. 
Y nos quejamos de la poca gente, de que siempre somos los mismos y que no hay un verdadero crecimiento espiritual.

Se están dando signos de apertura y se habla justamente de "conversión pastoral": ¡el Espíritu está abriendo caminos nuevos!

Es verdad que la misión de la iglesia consiste en anunciar siempre lo mismo: Jesucristo muerto y resucitado. Pero esta no puede ser una excusa para no buscar maneras nuevas y actuales para expresar lo mismo.
No hay que perder de vista lo central: Jesucristo es siempre nuevo. Dios es Novedad Absoluta, aquí y ahora. El mismo Cristo evoluciona con la humanidad, por el simple hecho de que Cristo y la Humanidad son Uno.
Tal vez el primer paso para intentar hacer algo nuevo es mirar con ojos nuevos. Dios está creando el mundo en este preciso instante: si lo veo todo será nuevo. Desde ahí encontraré también formas nuevas en el actuar que traerán resultados distintos.
"Yo hago nuevas todas las cosas" (Ap. 21, 5).



jueves, 1 de octubre de 2015

Flores

¡Amo las flores! Sus colores, su humildad, su fragilidad. En una flor mirada con atención descubrimos el secreto del Universo, oímos el llamado del Amor. Les regalo este texto hermoso...¡que lo disfruten!
Que en este día puedan detenerse unos instantes a contemplar una flor...




"En la gris y temblorosa luz del alba de una mañana de primavera, ¿no habéis experimentado, al oír murmurar los pájaros en los árboles con una cadencia misteriosa, que no podían ser sino flores que hablaban entre ellas? Pero está fuera de duda que, para la humanidad, el amor de las flores ha debido nacer al mismo tiempo que la poesía del amor. ¿Podemos acaso concebir la revelación de un alma virgen, mejor que en presencia de una flor, dulce en su inconsciencia, que acaso no tiene perfume sino porque es silenciosa? Al ofrecer a su amada la primera guirnalda, el hombre primitivo se elevó por encima de la bestia; elevándose por encima de las necesidades groseras de la Naturaleza, ha sido humano; al apreciar la sutil utilidad de lo inútil, ha entrado en el reino del arte.
En la alegría y en la tristeza, las flores son nuestras amigas fieles. Comemos, bebemos, cantamos y bailamos con ellas. Nos bautizan y nos casamos con flores. No osamos morir sin ellas. Hemos adorado con el lirio, hemos meditado con el loto, hemos batallado con la rosa y el crisantemo. Hemos intentado hablar el lenguaje de las flores. ¿Cómo podríamos vivir sin ellas? Da pavor pensar en un mundo vacío de su presencia. ¡Qué consuelo nos traen a la cabecera del enfermo, qué luz de bendición a las tinieblas de los espíritus fatigados!"

Okakura Kakuzo

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