"En el momento en que aceptes
los problemas que te han sido dados,
la puerta se abrirá"
Rumi
Definir una situación como "problema" es ya etiquetarla.
En si no existen "problemas", existen solo situaciones neutras que según una serie de circunstancias personales definimos como "problemas" o no.
La muerte misma no es un problema, es simple y solamente muerte. San Francisco vio todo esto y la llamó "hermana".
Sería muy sabio empezar a no etiquetar las situaciones sino a recibirlas con corazón abierto y atento. Cuando se recibe y acepta lo que ocurre sin etiquetar ya pierde de por si el estatus de "problema".
A esto se refiere Rumi cuando dice: "En el momento en que aceptes los problemas que te han sido dados, la puerta se abrirá".
Todo lo que me ocurre, también lo que no me gusta o me duele y por ende defino como "problema" es exactamente lo que necesito para crecer en comprensión y en amor.
Cuando aceptamos plena y conscientemente lo que está ocurriendo, la puerta se abre. Los testimonios son infinitos.
¿Qué puerta? Podemos utilizar la expresión del libro del Génesis: la puerta (el árbol) que abre "al conocimiento del bien y del mal" (2, 17).
Es la puerta que da acceso al Misterio, al corazón de Dios, a nuestra autentico ser. Distintas expresiones que apuntan a lo mismo.
Es la puerta del sepulcro vacío de Cristo, es la puerta que abre la cruz.
Es una puerta sin llave y que se abre sólo desde dentro.
Es una puerta sin llave y que se abre sólo desde dentro.
Una puerta única y a la vez distinta para cada cual.
El camino es largo y corto a la vez: la puerta siempre está aquí y ahora...y no logramos verla.
Vale la pena aceptar, vale la pena decir "si" a la vida. Siempre. Y la puerta se abrirá.
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