Para nuestra reflexión de hoy nos apoyamos en un icono. Me gustan
mucho los iconos: su simbolismo, sus colores, sus detalles. Para los cristianos
ortodoxos el icono es evangelio en imagen y tiene mucha importancia. La misma palabra icono, significa
imagen. Las imágenes, lo sabemos, muchas veces hablan más que las palabras.
Hoy quiero compartirles un icono que me encantó:
Es un icono copto, encontrado en un monasterio de Egipto, en Baouit. Una
obra de finales del siglo VI d.c.
Representa a Cristo protegiendo al Abad Mena.
Se pueden decir muchas cosas sobre este icono, como sobre todos los iconos.
Todo en el icono habla: colores, detalles, gestos, posturas, formas, etc…
En nuestro precioso icono de hoy nos centramos en unos detalles:
- Los rostros. Notamos el rostro del Abad Mena: más delgado y envejecido, parece algo preocupado. Las preocupaciones nos envejecen. El rostro de Cristo más redondo y juvenil: denota plenitud y paz.
- Los ojos. El Abad Mena tiene ojos bastante grandes, tal vez buscando ayuda y apoyo. Cristo tiene ojos grandes, más que los de Mena: nos mira con compasión y nos conoce en profundidad. Cristo sabe todo de Mena y lo invita a confiar.
- Las manos. El Abad Mena en su mano izquierda tiene la regla: el camino a veces se hace difícil, así como vivir el único mandamiento: el amor. Con su mano derecha bendice a Cristo: en su preocupación lo reconoce presente y confía en él. Cristo con su mano izquierda sostiene el evangelio: él es la Palabra viva, Palabra de consuelo y de fuerza. La mano derecha apoyada con ternura sobre el hombro de Mena: protección, amparo, ternura. La mano del Cristo siempre nos sostiene.
Podríamos pasar unos momentos de oración silenciosa frente al icono.
Contemplando la imagen nos sentimos protegidos, seguros, confiados.
Cristo sabe
todo de ti y te ama. Su mano te sostiene, sus ojos te miran con compasión.
Podemos vivir esta jornada bajo esta mirada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario