La Navidad y el Misterio del espacio
Los evangelios nos dicen que no había lugar para María y José.
No había espacio.
El espacio es el secreto de la Vida y de nuestro hermoso mundo.
Siguieron buscando María y José hasta encontrar: y en pequeño y humilde espacio, la vida pudo ser. Jesús pudo ser.
El espacio exterior es signo y símbolo del espacio interior.
El espacio de Belén es un reflejo del útero materno de María.
La Navidad es la fiesta y el testimonio del espacio.
Sin el espacio del útero no se engendra la vida, la vida no tiene agarre.
Dios crea el espacio para que la vida pueda ser, para que nosotros podamos ser, para que el Universo pueda ser.
El Amor es espaciosidad. Sin espacio no hay amor.
Al mundo le falta amor, porque no hay espacio interior y espiritual.
Todo lo ocupamos.
Navidad es inventar espacios donde la vida pueda germinar.
Navidad es descubrir el espacio que te habita, espacio amoroso y preñado de Infinito.
Como afirmaba el místico medieval Angelus Silesius:
“Si Jesús naciera mil veces en Belén, pero no nace en tu corazón, de nada te serviría”.
¿Y cómo puede nacer Jesús en un corazón lleno de cosas, lleno de nosotros mismos?
El secreto de la Navidad es el espacio.
El secreto de la existencia es el espacio.
Basta ir creando espacio para que el Amor florezca y la ternura regrese como alimento del mundo.
Basta crear espacio para que la poesía ilumine los caminos.
Basta crear espacio, para que Dios todo lo llene.
¡Feliz y espaciosa Navidad!
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