sábado, 18 de diciembre de 2021

Lucas 1, 39-45

 


 

La alegría es la señal inequívoca de que la vida triunfa”, escribía el filosofo francés Henri Bergson.

El triunfo de la vida” podría titularse el texto evangélico de hoy: la visitación de María a su prima Isabel.

Todo habla de vida, todo trasluce vida: por eso hay desborde de alegría. La alegría es uno de los temas más recurrente y amado por el evangelista Lucas.

 

El binomio vida/alegría va siempre de la mano; cada experiencia de vida nos comunica alegría y cada alegría tiene que ver con la vida.

Por eso que hablar de Dios como Vida es afirmar que Dios es alegría.

El cuarto evangelio insiste mucho en el tema de la vida – es el eje esencial – y tiene una de las expresiones más hermosas y contundentes de Jesús: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10).

El evangelio es “Buena Noticia”, es la Noticia que Dios es Vida y que la Vida triunfa: por eso que la resurrección está en el corazón del mensaje cristiano. “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11, 25) nos recuerda otra vez el evangelio de Juan.

 

La Vida siempre acababa triunfando.

 

En nuestras búsquedas, la Vida triunfa.

En nuestros dolores y errores, la Vida triunfa.

En nuestros amores perdidos y encontrados, la Vida triunfa.

En nuestra cotidianidad y en cada gesto sencillo, la Vida triunfa.

 

Todo es Vida y la Vida se manifiesta en todo; por eso que aceptar la Vida así como viene es la clave de una alegría radical e indestructible.

Afirma el poeta Rainer María Rilke en una de sus cartas a un aprendiz de poeta: “¿Por qué quiere excluir de su vida toda inquietud, dolor o melancolía? ¿Ignora que tales estados trabajan en usted? Debe ser paciente como un enfermo y confiado como un convaleciente… deje que las cosas sucedan…

Es lo mismo que cantaba Rumi en unos de sus más hermosos y conocidos poemas:

 

Este ser humano es una casa de huéspedes.

Cada mañana una nueva llegada.

Un gozo, una depresión, un significado,

alguna consciencia momentánea viene,

cual visitante inesperado.

Dales la bienvenida y entretenlos.

Incluso sin son un cúmulo de penas

que violentamente dejan tu casa

vacía de muebles.

Sigue tratando a cada huésped honorablemente,

tal vez te deje el camino libre para una nueva dicha.

El pensamiento oscuro, la vergüenza, la malicia,

recíbelas en la puerta riendo,

e invítalas a pasar.

Agradece todo lo que llegue,

porque todo ha sido enviado

como guía del más allá.

 

Aceptar con amor “el paquete integral de la Vida” nos instala en la Paz y la Alegría del Ser, de lo que somos.

Porque Alegría es lo que somos.

No necesitamos nada para ser felices, en cambio, necesitamos algo para estar tristes.

En el texto de la visitación, la vida y la alegría se revelan y expresan desde lo sencillo y lo cotidiano: una visita, un saludo, dos embarazadas.

María visita a su prima. Es un encuentro festivo, entre dos mujeres que traen vida en sus vientres.

Las visitas son fuente de alegría, fuente de encuentro, fuente de comunión.

Salir de nosotros mismos antes que nada y, después, salir de nuestras casas para visitar, para visitarnos, para compartir una comida y una charla… visitarnos desde un amor atento y servicial siempre nos trae alegría.

María saluda a Isabel; María da el primer paso. Un saludo siempre es un primer paso, es un abrir la puerta del corazón.

¡Cuanta veces un saludo alegre y cordial destraba la desconfianza, el cansancio, los miedos!

A menudo en las calles o en los lugares de reuniones y encuentros nos encontramos con desconocidos y se cruzan a menudo miradas temerosas: demos el primer saludo, abrámonos a la Vida con un saludo sonriente y amoroso.

Dos mujeres embarazadas, dos mujeres que traen vida en sus entrañas. Gestar la vida es gestar la alegría. ¡Cuanta vida tenemos en nuestras entrañas para compartir! ¡Cuánto amor para brindar! ¡Cuanta creatividad espera que abramos las compuertas para salir a festejar la Vida!

La Vida triunfa. Siempre.

¡Qué nuestros gestos cotidianos y sencillo revelen y manifiesten este triunfo!

¡Qué en todo lo que decimos y hagamos se revele el Dios de la Vida y el Dios de la Alegría!

 

 

 

 

 

 

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