sábado, 2 de julio de 2022

Lucas 10, 1-9

 


 

Leer este texto desde la consciencia de unidad nos hace dar cuenta de algo extraordinario, actual y urgente: la misión de Jesús consistía en llevar la paz y anunciar la Presencia y la actualidad del Reino.

Estos textos misioneros, a la largo de la historia, fueron leídos muchas veces en clave proselitista.

El proselitismo hizo y hace tanto daño a la humanidad y a las consciencias de las personas. El proselitismo está convencido de la posesión exclusiva de la verdad e intenta atraer a todos a su grupo, a menudo a través del miedo, la culpa y la manipulación.

El proselitismo intenta convencer, faltando al respeto y a la libertad del otro.

Jesús no fue proselitista. Jesús, siendo observante judío y amando a su tradición, vivió desde la gratuidad y la libertad.

Jesús vive y ama.

Jesús llevó la paz e invitó a descubrir el Reino de Dios ya presente.

¡Qué extraordinario y fecundo comprender y vivir así la misión!

En un mundo y una sociedad a menudo desgarrados, estamos llamados a llevar la paz y generar la consciencia de la Presencia.

Caminar en paz en esta tierra, es ser misionero.

Caminar con la paz en el corazón, es manifestar al Misterio de Dios.

Cuando nuestro corazón está en paz, todo lo demás se genera por sí solo y aparece el compartir, la comunión: “Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya” (10, 7).

La paz genera el deseo de estar juntos, de crecer, de conversar. La paz crea comunidad y fecunda el futuro. La paz sana las relaciones y los corazones heridos.

La paz del corazón muestra el Reino presente. La paz revela la Presencia de Dios oculta. La paz es luz, la paz manifiesta.

Cuando la paz no es recibida hay que seguir, alegres y serenos. Sin quejas ni demoras, sin reproches ni acusaciones.

 

Cantemos a la paz y vivamos enamorados:

 

Queremos respirar paz,

queremos sembrar paz por doquier

y sonreír al triste y al violento.

 

Late fecunda la paz en tu alma

y solo pide luz.

¡Escucha, te lo ruego! ¡Déjala salir!

Regala la paz que te habita,

abre tus manos, no la retengas.

Conviertas en paz todo lo que toques.

 

No te pierdas en cosas y palabras inútiles.

El mundo te espera y Dios te anhela;

el Universo espera tu paz y tu sonrisa.

 

El mundo necesita tu caminar

y tu siembra. Respira otra vez.

¡Eres paz! ¡Qué tus ojos la suelten!

 

 

 

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