"Cual aleteo
siempre enamorado
no lo poseas"
Amo la poesía. Siempre más. Casi como el
silencio o, mejor dicho, desde el silencio. Dios es, antes que nada y por sobre
todas las cosas, poeta. La poesía nos devuelve a nuestro centro, a nuestro ser,
a la divinidad que somos. El camino espiritual es un volver a casa y la poesía
es su sendero más hermoso.
Descubrí hace relativamente poco una
forma de poesía muy simple y a la vez profunda, al alcance de todos: el haiku.
El haiku es una forma poética japonesa que nace del asombro. Consiste en tres versos, con una métrica
determinada que en japonés se llaman moras. Transfiriendo a la escritura
occidental, cada verso tiene que tener su número de silabas: 5, 7, 5. De todas
formas puede variar ligeramente. El haiku también tiene que tener una
referencia más o menos explicita a la naturaleza y las estaciones. Aunque surge
antes e independientemente resuena en el haiku la paradoja típica del zen: a
menudo se introduce una aparente contradicción. Típico del haiku es también
cierta nostalgia y la sensibilidad frente al dolor.
El haiku fue y es usado por maestros zen
como herramienta del camino espiritual. Un camino de descubrimiento interior, de
conocimiento, de profundidad, de asimilación existencial cada vez más radical
de la paradoja de la vida; en el haiku, luz y tinieblas, vida y muerte, alegría
y tristeza conviven admirablemente.
Les comparto este haiku y les doy mi
interpretación. Cada cual puede dar la suya: así es toda poesía, así es todo
arte. Deja libre y crea libertad.
"Cual aleteo
siempre enamorado
no lo poseas"
En mi haiku de hoy intento expresar la
belleza infinita y la fragilidad del amor, amor que no podemos poseer, pese su
muerte.
El amor es parecido al aleteo de una
mariposa: delicadísimo, invisible, fugaz y a la vez poderoso y que todo une.
Dice un proverbio chino que “el aleteo de una mariposa se puede sentir al otro
lado del mundo”.
La esencia del amor se nos escapa, porque
el Misterio se nos escapa. La realidad última que sostiene todo y da vida a
todo es inaferrable: no podemos comprenderla intelectualmente y menos poseerla.
Intentar aferrar el aleteo de una mariposa es una tarea imposible. Podemos
atrapar una mariposa, pero posiblemente la mataremos y al instante se termina
el aleteo.
Solo podemos contemplar, vivir enamorados
del amor. Dejar ser al amor. Disfrutemos entonces del aleteo de la vida, de la
Presencia del Amor: Presencia única y eterna.
Porque en realidad solo el Amor está
Presente pero, al querer poseerlo, lo estropearemos y se nos escapará.
Los invito a recorrer el camino del haiku... escriban sus propios haikus... desde el silencio saldrán solos, porque siempre han estado ahí.
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