Feliz en la
soledad
“Sin el hijo que tanto deseaba;
sin los besos de una mujer compañera;
lidiando todo el día con lo austero.
Así la soledad me miró.
Y Dios me hice feliz de otra manera.
Dentro de paredes y rigurosa clausura
el cielo y la tierra mis fronteras,
en la rutina monástica y seria,
sólo con la aventura de la fe.
Y Dios me hace feliz de otra manera.
Como una nube que vuela solitaria,
bella parábola del grano de trigo,
así vivo en mi celda sin testigo,
ningún otro entretenimiento que mi oración.
Y Dios me hace feliz, y yo lo bendigo.
Vibro con mi cuerpo consagrado
como piedra esculpida en la minería;
a la espera de la Eterna Primavera
suspirando así tanto como yo soñaba.
Y Dios me hace feliz de otra manera.
Domino el corazón con la castidad,
la humanidad sin ninguna dificultad;
en silencio en mi celda, a la espera
sin nada que suavice mi soledad.
Y Dios me hace feliz, y ¡cómo!”
(un monje cartujo)
Me gustó este texto/oración del
anónimo monje cartujo. Me gustó y me encuentro. Los cartujos fueron fundados
por San Bruno. Son monjes de vida semieremítica y contemplativa. Distribuyen el
tiempo entre la soledad individual y la oración en la comunidad monástica.
Soy un poco monje. Lo descubrí hace
unos años. Soy misionero y monje. Amo estar con la gente, amo jugar con los
niños, cenar con familias, escuchar personas, construir dignidad. Amo reír y
bailar con los jóvenes, compartir el barro codo a codo con los pobres. Simultáneamente
amo el silencio y la soledad. Amo estar solo, amo leer, contemplar pájaros y
flores. Amo la celda de mi cuarto y mi corazón. Mi corazón de monje es
misionero. En el fondo misionero y monje expresan las dos caras de lo mismo. Es
el mismo y único amor que se manifiesta hacia fuera y hacia adentro.
Misionero y monje, monje y
misionero. Cada cristiano, cada ser humano tendría que ir incorporando las dos
dimensiones del Ser: adentro y afuera. Silencio y Palabra. Virginidad y
fecundidad. Cada cual en el ruido de mundo, rodeado a menudo de estupidez y
superficialidad, puede encontrar su corazón de monje. Es esencial.
Gracias infinitas a la Vida que
me hizo misionero del silencio. Mano tendida. Monje feliz.
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