viernes, 11 de agosto de 2017

Me palpita el Ser



Me palpita el Ser
cuando silencioso me escucho.
Frágil percepción que se esfuma                                                                     
en este instante.

Oh hombre egoísta:
¡No se puede retener el ser!
Demasiado libre para tus deseos.

No se puede aferrar el soplo humilde
y sereno del ser.
Solo se puedo serlo, juntos.

De la mano como dos enamorados.
Y mirarlo de vez en cuando
para contemplar la esquiva belleza.

Tercas ideas se quieren apropiar
de lo inapropiable.
Y seguís ciego viendo solo el sol.
¿Qué es el sol sin luna?

No hay desierto sin agua,
ni montaña sin valle.

Y otra vez: solo la muerte serena y quieta
te conduce feliz donde sopla el Ser.
En silencio escucho. Y respiro.
No hay distancias ni tiempos.

¡Mundo ruidoso que sin parar te mueves!
¿No aprendiste todavía que la casa del Ser es el silencio?
Y el silencio me escucha y me comprende.
En el silencio estoy en casa, deseado hogar.

Tiendo la mano en esta casa de paz
intentando una vez más aferrar el ser.
Y el soplo inaferrable del ser
me susurra con un guiño:

¿El silencio te respira o respiras el silencio?



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