martes, 8 de diciembre de 2015

Inmaculada

"La fiesta de la Inmaculada Concepción es la fiesta de nuestra concepción sin mancha. En ella celebramos nuestro engendramiento de Dios"


W. Jager 





8 de diciembre: María Inmaculada. Fiesta grande para los cristianos, para muchas congregaciones religiosas, para la Iglesia entera, para muchos países que la tienen como Patrona.

Celebrar a María es celebrar nuestra común identidad, nuestro ser más autentico.
La Inmaculada Concepción de María nos invita a descubrir y recordar lo que somos: amor y belleza; amor y belleza que en sus núcleos no están - y no pueden estar - afectados por lo que llamamos "pecado".
Lo que "llamamos" pecado actúa a un nivel más superficial de nuestra humanidad, aunque sus efectos hacen tanto daño y nos hacen sufrir.
Decía Santa Juliana de Norwich, mística inglesa del XIV siglo, que nunca pudo encontrar el pecado en sí mismo, sino solo pudo ver sus efectos. ¿Que quiere decir?
Que el pecado no tiene consistencia en si mismo, no tiene identidad. El pecado actúa en el nivel psicológico de nuestra existencia.
La Inmaculada nos recuerda que nuestra raíz es inmaculada. Todos, en el fondo, somos inmaculados. Hay un lugar sagrado en el ser humano y en todo lo que existe que siempre está a salvo; un lugar hermoso, eterno, bellísimo.
Esta es nuestra común identidad, esto es lo que somos. La vida nos es dada para descubrir esto y sacarlo a luz. La vida nos es regalada para darnos cuenta de lo inmaculado. 
Esto quiere decir cuando decimos que somos "hijos de Dios".
Nuestra identidad radica en Dios. Más aún: los místicos de todas las tradiciones nos dicen que somos vida divina en un viaje humano. Cada cual es un matiz divino expresandose en forma humana. 
Comprendido y experimentado que nuestra identidad es divina, todo se simplifica: ¿puede el "pecado" afectar a Dios? ¿Puede una gota de agua apagar un incendio? ¿Puede una mirada oscura destruir la luz?

María supo exteriorizar todo esto de manera maravillosa.
María supo ir a pescar en el fondo de su ser, supo beber donde el pozo es profundo.
María supo ver la belleza que no tiene confín y se dejó plasmar por esa belleza.

Mujer del silencio, sin egoismo, libre. Tres claves para ir descubriendo que somos inmaculados. Como ella. Amada, bellísima. 

domingo, 6 de diciembre de 2015

Lucas 3, 1-6



En este segundo domingo de Adviento la liturgia nos presenta el contexto histórico de los acontecimientos evangélicos. Además nos presenta la figura y la misión de Juan Bautista.

El contexto historico muy detallado que Lucas nos presenta  quiere dar fuerza al tema de la Encarnación: Dios actúa siempre y sólo a través de la vida real y concreta. Lo real es el camino que Dios recorre con la humanidad. Entonces en cada punto histórico y concreto de la realidad la Presencia de Dios abre al infinito. Esta es la maravillosa y única paradoja de la Encarnación: finito e infinito coinciden, histórico y eterno coinciden, particularidad y universalidad coinciden.

El otro gran tema de hoy nos lo presenta la vocación de Juan que Lucas hace remontar al grito profético de Isaías: "Una voz grita en el desierto, preparen el camino del Señor.
Juan representa simbolicamente la vocación de la humanidad entera: preparar el camino del Señor. Estar atentos y vigilantes. El Señor está viniendo constantemente. Más aún: su Presencia nos configura, nos envuelve, nos sostiene.

En realidad en el desierto no hay mucho que hacer: en el desierto no hay camino, el camino es el desierto. 
En el desierto de nuestra humanidad herida hay que inventar caminos interiores: aplanar, rellenar, enderezar. Crear las condiciones para que la Presencia pueda ser percibida, amada, vivida. 

sábado, 5 de diciembre de 2015

Vivir al límite

"¿Valdrá el último intento, 
este granito de oro,
la vida entera?"


Stefano Cartabia 





Soriano se caracteriza por la cantidad y variedad de pájaros. Me parece tenga que ver con la abundancia de alimentación. Igual hacemos los seres humanos: vamos donde se come. No deja de ser interesante.

Los camiones llenos de granos van perdiendo el sabroso alimento por las rutas y caminos vecinales: fiesta para los pájaros. Solitos o en grupo los vemos cazar su granito.
Siempre me llama la atención alguno que otro pájaro atrevido - o valiente quizás - que para comer su granito espera hasta el último instante para levantarse en vuelo y evitar el fatal impacto con los autos. 
Me pasó a mi también tener que asistir - con cierto dolor - al fatal impacto. 

Pajarito atrevido:
¿Vale la pena esperar hasta el último momento para levantarse y volar?
¿Tanta hambre tienes?
¿O quieres vivir al limite y saborear hasta la muerte?

Me enseñan los pájaros atrevidos, los que zafaron y los que no.
Los seres humanos vivimos lo mismo. A veces arriesgamos valores importantes y hasta la vida por cosas que no valen la pena. Otras arriesgamos por cosas que si valen la pena.
Vivir al límite no siempre es negativo. Saborear la vida hasta donde se junta con la muerte puede enseñarnos muchas cosas.
Es vivir con totalidad. Es vivir en plenitud el presente.
Gracias pajarito: tu último intento es también plenitud de vida.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Como un molino de viento

Recorriendo el país siempre más vemos parques eólicos o molinos de viento solos. 
Los molinos de viento nos pueden ayudar en nuestro camino espiritual. Todo aquello que miramos con atención y hacemos consciente es una luz en el camino y nos amplia la conciencia.
De los molinos de viento me llama la atención la importante diferencia de tamaño entre la base y las palas: no hay proporción.
Las palas se mueven lentamente y el viento no se ve. A veces hasta parece no haber viento e igualmente las palas giran.

Saliendo de la metafora, ¿qué podemos aprender de los molinos?
Sin duda lo fundamental es encontrar el fundamento de nuestra vida, nuestra base, nuestra raíz. Sin esto un poco de viento, en lugar de producir energía, nos derrumbaría. 
Algo muy útil y aprovechable, pero sin fundamento, puede destruir en lugar de construir. Nos viene a la mente la parábola de Jesús de la casa sobre la roca.

Lo central es descubrir nuestra identidad: este es el único fundamento. Nuestra identidad va más allá de todo lo que podamos pensar y sentir. Todo lo que pasa y muere no es lo que somos: siempre hay que recordarlo.
Por eso la meditación en silencio y en quietud es una herramienta fundamental en este camino. Sentados en quietud somos como la base del molino y nuestra serena respiración es como las palas que se mueven.
Todos los esfuerzos y las búsquedas tienen que estar enfocados en descubrir y enraizarse en nuestra identidad. 
Lo que somos podemos llamarlo de distintas maneras: amor, vida, quietud, paz. Vida divina en forma humana. 
Anclados en lo que somos el viento del amor, que no sabemos de donde viene y adonde va (Jn 3, 8) nos moverá suavemente.
Casi sin darnos cuenta produciremos energía, comunicaremos amor.
Nos daremos cuenta en realidad que todo es gracia, todo es don. Lo único esencial habrá sido encontrarnos a nosotros mismos, enraizarnos en Dios. El resto surgirá solo, como vida desbordante que se comunica gratuitamente.

¡Gracias molinos por tan linda enseñanza!





jueves, 3 de diciembre de 2015

Admiración

"Sólo la admiración capta alguna cosa"


San Gregorio de Nisa





San Gregorio de Nisa vivió en el IV siglo en Capadocia: gran teologo, místico y padre de la Iglesia. Hoy nos ilumina con un fantástico consejo.

"Sólo la admiración capta alguna cosa."

¿Qué nos quiere decir?

Las padres de la Iglesia intentan abrir caminos al conocimiento de uno mismo y al conocimiento de Dios, dos conocimientos que, al final, coinciden. Lo revelará solo la experiencia.
Intentando abrir caminos hacia el conocimiento de Dios se llega a una conclusión: la divinidad está siempre más allá de nuestro conocimiento. Lo que podemos conocer de Dios es siempre parcial, limitado, corregible. Por eso los padres recomiendan el silencio y la contemplación.
Solo el silencio es el lenguaje adapto para hablar de Dios: hermosa paradoja.
También el conocimiento de uno mismo, de los demás, de la creación pasa por la misma experiencia: es muy difícil llegar a un conocimiento real y cabal de la cosas. Eso esencialmente porque nuestra mente, nuestro ego, intervienen continuamente interpretando y manipulando la realidad, muchas veces a partir de nuestros miedos, carencias afectivas y necesidades ocultas.

¿Se puede entonces conocer realmente lo real?
Más allá de la importancia del silencio, Gregorio de Nisa nos da una pista más, pista hermosa y aprovechable.

"Sólo la admiración capta alguna cosa."

La admiración puede llegar a captar algo de lo esencial, puede penetrar en la realidad o, mejor dicho, deja que la realidad nos revele su secreto.
La admiración tiene la capacidad de sacar el foco de atención de nosotros mismos hacia lo otro, hacia una belleza que nos supera.
Admirar es dejar sorprenderse por el amor y la belleza.
Cuando aprendamos a admirar, captamos algo de la esencia de las cosas.
Cuando entramos en contacto con algo nos podemos preguntar: ¿Qué hay de admirable en esta realidad?

Dejamos que el silencio nos lleve a la admiración y la admiración nos llevará a la belleza de lo real.




miércoles, 2 de diciembre de 2015

Incertidumbre feliz

"Cuando comprendemos la verdad de la incertidumbre y nos relajamos, nos volvemos libres"


Jack Kornfield





La incertidumbre es la gran compañera de toda nuestra vida. A menudo vivimos como si tuviéramos certezas, cuando en realidad las certezas no hacen parte de la aventura de la vida.
Ya que la certezas físicas y materiales se desvanecen más fácilmente, en general nos aferramos a certezas morales o espirituales, porque nos parecen más estables. 
En un primero momento la vida se encarga de desmontar las seguridades materiales: bienes, cuenta bancaria, afectos, personas... basta poco para que se pierda algo material y también un afecto o una amistad. Cuando nos desilusionamos puede que ponemos nuestro deseo compulsivo de seguridad en realidades "espirituales": religión, oración, grupos y cosas por el estilo.
Con el tiempo la vida se encarga de desmontar también esto y cuando no lo aceptamos nos convertimos en amargados, tristes, quejosos. 

Ni que decir que la incertidumbre va de la mano de la experiencia del morir: creemos que la muerte es algo lejano y vivimos como si esa experiencia no nos pertenezca. En realidad la experiencia del morir está siempre mucho más cercana de lo que podemos imaginar: cuantos conocidos murieron de un día para otro... pero siempre pensamos que "le toca a otro". Todos los días estamos muriendo y naciendo y no nos damos cuenta.

La hermana incertidumbre se manifiesta en todos los aspectos de la vida: hay que estar más atento para darse cuenta, conocerla, darle la bienvenida y apreciarla.
La incertidumbre es esencial a la vida, porque la incertidumbre permite el pleno desarrollo de Dios: su manifestación en infinitas formas. En la incertidumbre cabe todo, en la certeza cabe muy poco.

Cuando comprendemos lo esencial y la belleza de la incertidumbre dejamos de aferrarnos y apegarnos a lo que pasa y aprendemos a vivir desde lo eterno. Somos realmente libres, porque fluimos con la totalidad de la Vida.
Esta libertad plena la podemos llamar también felicidad.
Así que la incertidumbre que en un plano superficial nos asusta, en realidad nos conduce a la libertad y la plenitud.
¡Bendita incertidumbre feliz!

martes, 1 de diciembre de 2015

Descalzos

El fin de semana pasado, como les había anunciado, estuve de retiro con el P. Laurence Freeman, responsable de la Comunidad Mundial de Meditación Cristiana.


Fue un retiro de silencio y meditación, donde también vivimos la experiencia de una caminata contemplativa.
Estaba de chancletas y en un momento de la caminata me descalcé. Quería vivir la experiencia del caminar más concretamente y sentir más sensiblemente el terreno.
Es muy interesante darse cuenta como el caminar con los pies desnudos cambia totalmente la percepción. 
Estando atentos se perciben cantidad de cosas: la piedritas del terreno, el polvo, la hierba, lo desparejo del terreno y sus ondulaciones... a veces un poco de dolor si se pisa alguna piedra puntiaguda y otras veces alivio pisando la suavidad del pasto fresco. Me llamó la atención especialmente la notable diferencia de temperatura entre donde llega el sol y donde hay sombra.

Me vino a la mente el pasaje del libro del Exodo en el cual Moisés se acerca a la zarza ardiendo y escucha la voz de Dios: No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa”. (Ex 3, 5).

Para percibir a Dios hay que sacarse las sandalias. Desde Jesús (y Buda antes) y desde una percepción más ajustada de la realidad podemos sin duda afirmar que todo, absolutamente todo es "tierra santa". Ya no existe separación entre profano y sagrado. La separación la ponemos nosotros porque no nos quitamos las sandalias: entonces nuestra percepción se hace artificial y mecánica. 

Para aprender a percibir la Presencia desbordante de Dios hay que desnudarse: soltar miedos, prejuicios, cosas aprendidas, dogmas, catecismos, filosofías, etiquetas. No porque no sirven, sino porque - en un primer momento por lo menos - distorsionan la percepción. Antes hay que aprender a percibir la Presencia, después podemos manejar con soltura y sabiduría todas estas cosas.
Si antes no piso la tierra con los pies descalzos, nunca sabré lo que se siente y lo que significa. Nunca conoceré realmente el terreno.
Una vez vivida y aprendida la experiencia andar con zapatos puede agilizar algunas cosas y, cuando lo necesitamos, podemos volver a descalzarnos.

El aprendizaje de la percepción es fundamental y para eso a nadie les es ahorrado el desnudarse interior: el silencio y la meditación conducen a esto.
Sólo desde la desnudez se percibe el infinito. Ya lo había vislumbrado el poeta William Blake: "Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito."

Caminar descalzo puede doler, pero la libertad y la sensaciones que genera no tiene comparación.

¡Buena caminata!

Etiquetas