El evangelio de hoy se expresa en el genero literario
apocalíptico. Una forma de escribir y expresarse para transmitir un mensaje:
hay que buscar el mensaje y no quedarse en la expresión. Esto sería
fundamentalismo: muy peligroso. Todavía hoy en día hay cristianos que toman al
pie de la letra estos textos y predicen el fin del mundo.
En realidad siempre hubo guerras y catástrofes. Además
Lucas escribe después de la caída de Jerusalén y del templo: expresa como
profecía en boca de Jesús lo que ya ocurrió y lo que está viendo.
Quisiera subrayar y compartir con ustedes tres
aspectos:
· Impermanencia. Es un concepto clave en el budismo. Los cristianos lo podemos
expresar de esta manera: “todo pasa”.
Los evangelios y la tradición cristiana expresan a menudo esta realidad.
Realidad que a partir del bienestar y del capitalismo occidental hemos
olvidado. “La apariencia de este mundo es
pasajera” nos recuerda San Pablo (1 Cor 7, 31). La literatura apocalíptica
– catástrofes, muertes, guerras – nos recuerda eso. Hay que buscar lo esencial
para perder el miedo a la muerte que todo parece agarrar y al tiempo que todo
consume.
· Templo. Jesús toma distancia de la institución del Templo, sin
rechazarla. Para el maestro de Nazaret el encuentro con Dios pasa antes que
nada por las relaciones, por el vinculo de amor con todo lo que existe. Jesús
reza en soledad en las cálidas noches de Palestina. Se encuentra con Dios en su
relación con los pobres y los que sufren, en la naturaleza y en el compartir
con los discípulos. Los cristianos hemos centralizado el culto en los templos,
perdiendo de vista lo esencial. Construimos templos y olvidamos construir
relaciones sanas y profundas.
· Confianza. “ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza” (Lc 21, 18). Ya antes Lucas lo había revelado: “Ustedes tienen contados todos sus cabellos:
no teman, porque valen más que muchos pájaros” (Lc 12, 7). Nuestra esencia
está siempre a salvo. Nuestra esencia es la esencia de Dios: amor y vida en
plenitud. Podemos perder lo que tenemos, nunca lo que somos. Descubrir eso nos
permite vivir y trabajar construyendo desde el amor con una confianza
inquebrantable.
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