"Si se pudiera leer en la mente de los arboles..."
¿Qué podríamos descubrir si pudiéramos leer en la mente de
los arboles?
Tal vez antes tenemos que abordar la cuestión: ¿Tienen mente
los arboles?
Si logramos superar nuestra reductiva y superficial
comprensión de lo que es mente, seguramente si.
Mente no es solo la capacidad racional o intelectual de
hacer operaciones matemáticas o expresar en lenguaje verbal lo que sentimos y
vivimos. No es simple ni solamente capacidad reflexiva y lógica.
“Mente” se refiere a una vida ordenada y armónica que tiene
sus leyes. En buena parte estas leyes se escapan a quien se acerca a la
realidad con afán de posesión y apurado.
Los arboles tienen mente si. Como todo lo que vive. Porque
participan de la Gran Mente.
Para leer en la mente de nuestros amigos los arboles tenemos
que acercarnos en actitud receptiva, lenta, atenta.
Nuestros amigos los arboles tienen historias para contarnos,
tienen cosas profundas para compartir, profunda como sus raíces.
Ellos saben de Dios, de la vida, de la muerte. Saben lo que
es sufrir, como doblarse al rugir del viento sin quebrarse o como dejarse talar
sin protestar.
Están enraizados en la tierra, de donde surge nuestro
alimento y brota vida. Nos enseñan a enraizarnos en Dios.
Se elevan hacia el cielo y se nutren de la luz y del sol.
Nos enseñan a mirar hacia arriba, a buscar la luz, a vivir de la luz.
Se visten de hojas, flores y frutos. Saben estar vestidos y
saben estar desnudos. Nos enseñan a recibir todo y a dar todo con alegría y
desapego.
Muchos han crecido escuchando a los arboles. Muchos se
hicieron amigos de algún árbol en particular. Busca el tuyo y aprende.
Los arboles son especiales mensajeros de Dios. Sin duda podemos
aprender a leer en su mente: ellos nos la comparten a quien se acerca con
respeto, apertura y sin apuro.
Hasta que, en el Misterio de la Unidad, por un instante tal
vez, la unidad será tan vital que será difícil distinguir entre tu y el árbol.
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