jueves, 21 de enero de 2016

Lo mejor y el polvo

"Es necesario hacer lo mejor en nuestro trabajo y después desapegarse brutalmente. El polvo cubrirá todo. Hay que caminar con un paso más liviano que el polvo"


Christian Bobin 





Todo pasa, todo fluye, nada permanece para siempre. La Biblia lo atestigua a menudo, el budismo lo afirma con fuerza, la hermana muerte nos lo recuerda.
No obstante se nos pide cumplir con nuestro trabajo de la mejor manera.
Trabajo, obvio, en sentido amplio: no solo el trabajo remunerado, sino el trabajo que la vida nos regaló. Nuestra vocación y nuestra misión en este mundo.

Así es el amor: pasa por el mundo con un paso liviano, crea belleza sin aferrarse a nada. Amar es no poseer. 

Como ayer, en la sala de espera del oculista. Unas notas sueltas de pianoforte sorprendieron mi espera. No sabía de donde venían y adonde iban. Simplemente ahí, espléndidas notas sueltas. 

Nos cuestas hacer lo mejor y después desapegarnos. Creemos que no tiene sentido, cuando en realidad es el sentido más hermoso.

El amor que ama con paso liviano se centra en el amor mismo y no es sus frutos y dones.
Queremos el amor en el fondo, queremos lo que nos permite hacer lo mejor y no los resultados. 

Queremos la fuente y solo la fuente.
Desde ahí descubriremos que en la fuente no se pierde nada.
Todo simplemente es y subsiste en el amor.






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