Simplemente existir: algo tan normal, tan hermoso, tan
simple que... ¡no nos alcanza! La
complicamos. El ser humano es especialista en complicar lo simple. En el fondo
complicamos la existencia, puro don.
¿Por qué? En realidad la complicación surge de una parte
de nuestro ser: la mente. Hicimos de la mente y el pensar el centro de la
existencia, de nuestro diario vivir, cuando en realidad - mente y pensamiento -
son pequeñas porciones de la realidad. Dicho de otra manera: somos muchísimo
mas que nuestra mente y nuestro pensar.
Para comprender esto es fundamental aclarar la relación
entre Ser y existencia.
Podríamos definir el Ser
como lo que somos y la existencia
como la expresión concreta, aquí y ahora, del Ser. Existir es permitir al ser
manifestarse, expresarse.
El Ser es pura posibilidad, pura apertura. Existir es ser
cauce del ser. Cauce del Infinito, cauce del Amor.
El budismo habla de vacío
y forma. Todo es vacío pero este
vacío se manifiesta como forma. Por eso también dicen: vacío es forma y forma
es vacío.
La mente la descubrimos en el nivel de la forma: es ella
que da forma al existir. Pero no somos ella. La existencia termina, como la
forma. Queda lo somos: ser y vacío. Si les gusta más: vida y amor.
El primer paso para darse cuenta de todo eso y aprender a
vivirse desde el ser, es observar la
mente. La mente puede ser observada. Puedo ser consciente de mi mente, como de
mi cuerpo. Si puedo observar mi mente es obvio que no soy mi mente, sino Eso que observa, el observador. Dicho de
otra manera: el Ser. La Conciencia. Soy, puedo ser consciente, de la mente y
del pensar. El Ser que observa el existir.
Cuando aprendemos eso – y el silencio y la quietud son
esenciales en este aprendizaje – podemos simplemente existir, sin complicar.
Podemos vivir todo lo que ocurre y nos ocurre con sencillez, apertura,
serenidad. Usaremos la mente y el pensar como un instrumento del Ser, sin ser
esclavos. Sin confundir Ser y existencia, sabiendo también - lo paradójico es
clave - que el Ser se manifiesta necesariamente como existencia. En otras
palabras: solo existiendo nos damos cuenta del Ser. ¡No somos la mente, pero la
necesitamos para darnos cuenta de eso! La fantástica paradoja de lo real: ¡insuperable
Dios (obvio) en su fantasía y creatividad!
Vacío como forma. Si el vacío no se manifestara como
forma no habría experiencia y en el fondo no habría vida.
Simplemente
existir es
dejar fluir el Ser. Dejar a Dios ser. Simplemente
existir es volverse y percibirse uno con el Universo.
Simplemente
existir:
ábrete a experimentar. Sin más. Sin juzgar, sin caer en la esclavitud de los
sentimientos y las emociones. Siente, vive, acepta. Existís. Date cuenta que
eres el infinito que existe en este instante. Eres el Amor que ama. Eres la Vida
que vive. Pon tu raíz en el Ser y el existir será simple, transparente, puro.
Resuena el maravilloso poema del místico
cristiano Angelo Silesio (1624-1677):
“La rosa es sin
porqué,
florece porque florece,
no tiene
preocupación por si misma,
no desea ser
vista.”
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