“La obligación sin amor te hace malhumorado.
La responsabilidad sin amor te hace imprudente.
La justicia sin amor te hace duro.
La verdad sin amor te hace criticón.
La educación sin amor te hace contradictorio.
La inteligencia sin amor te hace astuto.
La amabilidad sin amor te hace hipócrita.
El orden sin amor te hace mezquino.
El conocimiento sin amor te hace obstinado.
El poder sin amor te hace violento.
La honra sin amor te hace arrogante.
La posesión sin amor te hace avaro.
La fe sin amor te hace fanático."
Lao-Tse
Lao-Tse vivió 500 años antes de Jesús. Es un filosofo chino y se le considera como el fundador del taoismo.
Sumamente interesante es destacar que ya 500 años antes de Jesús el buen Lao Tse ya había entendido todo...o casi.
Es un texto hermoso el de Lao Tse y nos recuerda el famoso himno al amor de San Pablo en la Primera carta a los corintios (1 Cor 13).
¿Que es lo que vio Lao Tse?
Vio la esencia de todo lo que existe, vio nuestra identidad más profunda.
Somos amor. La raíz de cada cosa es el amor. Solo el amor es real y solo el amor queda.
Lo descubrió Lao Tse. Lo anunció y lo vivió Jesús de Nazaret.
Lo testimoniaron multitides de seres humanos: cristianos, budistas, musulmanes, hinduistas, ateos.
Sabemos que es así. Todos lo saben.
Nos cuesta experimentarlo y vivirlo. La humanidad queda atrapada por el miedo. Le tenemos todavía miedo al Amor. Porque le tenemos miedo a la muerte.
El Amor te desnuda, te despoja, te vacía y te llena.
No queremos morir a nuestro pequeño yo: no hay otro camino hacia el Amor. Le tenemos miedo a la plenitud y a la felicidad: ¡trágica paradoja!
¡Oh Amor! ¿Qué será de nosotros si Tu no nos quiebras?
Vuelve otra vez ¡Oh Amor! y entra sin temor.
Abres nuestros ojos, enciende el corazón de la humanidad.
Llevanos a tu casa, nuestra casa. La única casa. Donde siempre estuvimos y estamos.
¡Oh Amor! Que nuestra frágil carne huela tu aroma.
Que todo se aparte para que por fin seamos lo que ya somos: Tú, Oh Amor.
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