Al filosofo y matemático francés René Descartes (1596-1650) se le atribuye la famosa frase: "Cogito ergo sum", es decir "Pienso, luego existo".
Se le considera el padre del racionalismo occidental (ya hablamos de Descartes en las reflexiones del 8/9/15 y del 24/9/15).
La postura de Descartes resumida en esta sencilla frase impulsó a todas unas corrientes de pensamiento (positivismo, racionalismo, idealismo) que dio origen al mundo moderno.
El hombre occidental creyó en la omnipotencia de la razón y consideró que el simple razonar lo hacía superior al mundo vegetal y animal y que la razón pudiera resolver todos sus problemas. Se vio al ser humano como "animal racional" donde justamente al centro estaba la razón.
Sin desmerecer lo que supuso en cuanto a crecimiento y desarrollo basta una mirada superficial a la historia de la humanidad de los últimos 100 años para darse cuenta del fatal error.
En nombre de la razón se asesinaron millones de seres humanos y se justificó cualquier género de violencia, odio, opresión y represión. Todavía hoy en día el hombre racional permite, acepta y justifica que en el 2016 hayan seres humanos que mueran de hambre. El absurdo total.
Si este es el fruto del "cogito ergo sum", yo paso. No quiero ser racional. Prefiero las plantas, las flores y las mariposas.
En realidad el terrible error consiste en asociar la razón al ser.
La razón es una simple herramienta del ser. "La mente es un siervo maravilloso, pero un amo terrible", asevera la doctora Joan Borysenko.
El ser es mucho más abarcativo, simple, directo, bello. El ser humano es muchísimo más que su cerebro y su razonar.
Cuando definimos al ser humano como ser racional lo estamos delimitando y reduciendo y, en última análisis, traicionando.
El ser humano, como todo lo que existe, no se puede definir. Definir algo es matarlo. Matamos al Misterio, la vida, el amor.
¿Cómo definir un enamoramiento? ¿Cómo definir una mirada, un atardecer, un beso, un color, un suspiro? ¿Cómo definir la agonia de un moribundo, la luna de otoño, el sabor de un merlot y la sexta sinfonía de Beethoven?
La razón no define al ser humano y menos lo resume.
Simple herramienta. Herramienta del ser justamente, herramienta del amor. A servicio del ser.
"Amo ergo sum": "Amo luego existo". Eso si me gusta más.
En eso encuentro vida, aire, respiro, misterio, belleza.
Solo el amor es digno del ser humano, "solo el amor es digno de fe", decía el teólogo Von Balthasar.
Un camino espiritual autentico nos llevará a descubrir que Ser y Amor expresan la misma realidad de manera distinta.
Somos porque somos amor. De eso se trata, hermanos y hermanas.
La razón esto no lo puede experimentar.
El amor es lo que somos: por eso, solo cuando lo descubrimos, comenzamos a amar en serio y comenzamos a existir en serio.
Tu eres porque eres amor. Tu amas porque eres. Así de simple. Así de humano. Así de divino.
Me dirán: amar no es fácil y también en el amor nos podemos engañar. Sin duda.
Pero lo que engaña no es el amor, es la mente justamente. Es la esclavitud del racionalismo.
Por eso la necesidad del silencio. Solo el silencio revela el amor y, por ende, lo que somos.
Hasta que no nos silenciamos seguirá mandando la razón y nos atrapará con sus excusas, deseos, necesidades.
En realidad amar no es dificil. Dificil es hacer silencio.
Nuestra incapacidad de amar es nuestra incapacidad de silencio.
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