sábado, 5 de marzo de 2016

Esplendor de olivo

"Yo los curaré de su apostasía, los amaré generosamente,
 porque mi ira se ha apartado de ellos.
 Seré como rocío para Israel:
 él florecerá como el lirio, hundirá sus raíces como el bosque del Líbano;
 sus retoños se extenderán,
 su esplendor será como el del olivo
 y su fragancia como la del Líbano."

  (Oseas 14, 5-7)






La liturgia de ayer nos presentó este texto del profeta Oseas. Es un texto poético y simbólico en el cual se expresa el deseo que Dios tiene de la conversión de su pueblo. Deseo que él mismo va cumpliendo: Dios opera y actúa la conversión del pueblo. 
El amor generoso de Dios realiza la conversión y la salvación, salvación que es plenitud de vida.
Todo nos habla de la gratuidad del Amor.

Todas las imágenes que Oseas utiliza en este pasaje son hermosas pero quisiera detenerme con ustedes sobre la imagen que más me gustó escuchando ayer el texto: "su esplendor será como el del olivo".

El olivo en la Biblia tiene una gran importancia simbólica, sobretodo cuando se refiere al aceite. El aceite expresa fuerza y vigor, paz y abundancia: y expresa especialmente la Presencia de Dios en su Espíritu. Desde ahí todo el tema central de la unción, unción de profetas y reyes hasta llegar al Ungido por excelencia: Jesucristo.

Desde siempre en la historia de la humanidad el olivo ejerció su especial atracción. El olivo tiene un fascino particular.
Yo tampoco escapo de todo eso: me encanta el olivo. Planté uno en una maceta justo afuera de mi cuarto. Cada vez que entro me recibe con su belleza y esplendor. 
Entrar en mi habitación recibido por un olivo es algo maravilloso y que me llena de paz.

¿Dónde reside "el esplendor del olivo" del cual habla Oseas?
Tal vez en lo armonioso de sus características: la forma de las hojas, la flexibilidad de las ramas y el típico color verde. Sin duda también en sus abundantes frutos que nos regalan la maravilla y bondad del aceite.
Todo en el olivo expresa vida y alegría. Y todo esto también - no deja de ser interesante - con cierta sobriedad: sus flores son blancas y pequeñas y sus aceitunas verdes y negras. Lejos de los colores deslumbrantes de muchos otros árboles en sus flores y frutos.

"Su esplendor será como el del olivo": Dios construye así a su pueblo y nos construye así a cada uno. Dios fructifica en nosotros abundantemente. 
Dios nos hace esplendidos como olivos: nos comunica su vida y su ternura para que podamos expresarlas en nuestra sencilla y divina humanidad.






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