"El pájaro no canta porque tiene una respuesta. Canta porque tiene una canción"
(Proverbio chino)
Los proverbios reflejan la sabiduría de un pueblo y de una cultura. Expresan sinteticamente lo que un pueblo aprendió de la vida, lo que la experiencia de muchos enseñó. Muchas veces expresan la experiencia de la divinidad y de los valores eternos del ser humano.
Todos los textos sagrados de todas las tradiciones religiosas están siempre adornados con proverbios y refranes.
El proverbio de hoy nos invita a vivir uno de los ejes de nuestra fe: la gratuidad. La naturaleza nos enseña a menudo la belleza de la gratuidad: basta estar atentos.
Todo en la creación es gratuidad. Parece que Dios puso la gratuidad en el corazón de cada cosa. Todo es expresión de gratuidad.
El pájaro canta porque tiene una canción. Canta y nos regala su canto. No tiene una respuesta a los problemas de su vida y los problemas del mundo. Tiene una canción y canta.
No tiene respuesta para la violencia y la crisis económica. No tiene respuesta al por qué le destruyen el nido o al hondazo del niño. No tiene respuesta al gato que lo atrapa. Tiene una canción. Y canta.
Así nuestra vida: las respuestas que podamos dar son muy reducidas y muchas veces nos quedamos sin respuestas. Pero podemos cantar. Podemos ofrecer la gratuidad de una vida, de un gesto, de una sonrisa. Podemos ofrecer nuestro amor.
¿Cuál es tu canción? ¿Cómo expresas la gratuidad?
Viviendo esta sabia espontaneidad nos alejaremos de una vida aburrida y calculadora y nos abriremos al infinito.
Toda nuestra vida será un canto. Y ocurrirá el milagro: nos daremos cuenta que la gratuidad del amor encierra todas las respuestas.
El canto del pájaro es, en realidad, la única respuesta válida.
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