"Morir es, después de nacer, el acontecimiento más importante de nuestra vida. En consecuencia, deberíamos enfocar nuestra vida hacia la muerte como hacia una fiesta: la fiesta de regreso a nuestro origen"
W. Jager
El tema de la muerte es abordado en general bajo dos formas: o evitandolo o con angustia y tristeza.
Nuestra sociedad, tan superficial y enferma de apariencia, evita cuidadosamente el tema.
Cuando ya no se puede evitar porque la muerte golpea inexorablemente a la puerta, nos invaden la angustia o la tristeza.
Hay una tercera manera de enfocar el tema. Una manera más humana, más sabia y constructiva: podemos hacernos amigos de la muerte.
Podemos ir hacia la muerte como hacia una fiesta.
En realidad estamos constantemente caminando hacia la muerte y la muerte nos acompaña mucho más de lo que sospechamos.
¿Por qué entonces no hacernos amigos?
¿Por qué esperar lo inevitable con miedo y tristeza?
Las tradiciones espirituales de la humanidad tuvieron siempre muy presente el tema y nos invitan sabiamente a "morir antes de morir", es decir, a enfrentar todo lo que la muerte significa desde ya. El camino espiritual se puede ver también bajo este aspecto: un camino de superación del miedo a la muerte.
Este camino nos tendrá reservada una sorpresa: nos daremos cuenta que la muerte en realidad es ilusoria. No existe. Simplemente muere definitivamente nuestro "ego". Lo que somos no puede morir porque no nació.
¿Dios acaso nace y muere?
¿Y no somos Uno con la vida divina?
Experimentada así la muerte es fiesta: fiesta del Amor. Lo único real.
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