Comentario a Marcos 6, 7-13
Me parece muy interesante y simbólico que hoy la liturgia de la Iglesia nos proponga este evangelio: justo al finalizar la misión en el pueblo Agraciada (Parroquia de Nueva Palmira, Soriano, Uruguay).
Es un evangelio misionero, que nos presenta el envío de Jesús a sus discípulos. Con seguridad es un evangelio pos-pascual, donde Marcos nos relata la vivencia de la comunidad cristiana y como vivían la misión los primeros cristianos.
El estilo de misión ha cambiado mucho a lo largo de los siglos: hasta hace relativamente poco tiempo se entendió la misión como un llevar la verdad a quien no la tenía. Nos creíamos poseedores de la verdad: los demás, equivocados, tenían que recibir "nuestra" verdad para salvarse. Es la mentalidad que hoy en día alimenta también el terrorismo islámico y toda forma de fanatismo.
La Verdad no es un concepto o una idea. La Verdad es viva, es Vida. Es La Vida... que nosotros cristianos llamamos Cristo. Es la Verdad que nos posee a nosotros. Es la Misma Vida que nos posee.
¿Como vivir entonces la misión? A partir de lo que somos. Descubriendo que somos Uno con la Vida, uno con Cristo, transmitiremos lo que somos, no nuestras ideas por bellas que sean.
A la vez somos "cauce" y Vida: cauce porque la fuente de esta Vida viene de otro lado: no soy fuente de mi mismo. Vida misma porque somos expresión de la Unica Vida: Dios.
Vida y cauce. Cauce y Vida.
¡Buena misión!
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