miércoles, 12 de agosto de 2015

El último repique

Ayer se deslizó entre mis dedos, casi sin darme cuenta, una poesía. No sé de donde vino y a donde va.
Se la quiero compartir. No me resulta siempre fácil compartir la poesía. Ella surge de repente, cuál inesperado amanecer. Surge desde un lugar que no tiene nombre ni rostro. Intenta expresar lo que en realidad no se puede. Se la regalo cual agradecimiento por su amistad, su fidelidad y su atención a mis reflexiones. Cuando una poesía está acabada ya no pertenece al autor: es del Universo. Como una pintura o una pieza musical. Cada cual puede interpretarla a su manera y usarla como quiera. Obviamente en mí brotó de una experiencia, por cuanto indefinible pueda ser. Me gustaría que compartieran su experiencia y su interpretación de "El último repique". Nos enriquecemos todos. Gracias.



¿Cuando oiré el último repicar de campana
Asombrosamente dulce, que embriaga al viento?
¿Cuando los apagados ojos del buscador,
podrán ya descansar, doblemente lucidos,
en el rubio mar de trigo?
Ojos bañados en la luz del atardecer
cuando la cosecha serenamente acerca
el ebrio viento que huele el susurro del Amor.
¿No será el último repicar tal vez el primero, 
y seguramente el Único?
¿No será el ansiado beso
él que despierta al Amor?
Beso que transmite el aliento
a todo lo que es
 recogiendo los disparatados anhelos.
Beso infinito, inenarrable
que resucita a la luz 
y en ella se pierde el último repique.

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