El
texto de hoy es, como siempre en Juan, rico en símbolos y metáforas: subrayo
simplemente unos aspectos que nos pueden ayudar en nuestro camino espiritual.
1)
"Jesús pasa a la otra orilla." Cuando nuestra búsqueda de Jesús, más
en general nuestra búsqueda de Dios, es animada por intereses ocultos o
superficiales, Jesús se va a la otra orilla. No lo encontramos. Estamos
buscando mal. Jesús mismo lo hace notar: "Ustedes me buscan porque se
llenaron la panza...no porque vieron algo más..."
¿Cuales
son mis intereses ocultos? Hasta que no los descubro, los asumo, los purifico,
los transformo, Jesús seguirá yendo a la otra orilla.
2) En
el Evangelio de Juan, Jesús mismos es El Signo de la Presencia da Dios. En realidad
no necesitamos nada más. Me sigue asombrando, aunque es entendible, la
necesidad compulsiva de signos que la humanidad y los cristianos andamos
buscando. Cualquier rastro de extraordinariedad lo seguimos compulsivamente:
apariciones, vírgenes que lloran, personas que tienen visiones o dones
particulares...
No necesitamos otro Signo que el de la
Presencia. Jesús nos reveló que la plenitud no está afuera, que la plenitud es
lo que somos. Basta verlo. Reconocerlo. Vivirse desde ahí. Jesús es El Signo de
esta plenitud que todos somos y anhelamos. "El que viene a mí jamás
tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed." Aquel que se
reconoce en Jesús reconoce la plenitud que es y que somos. Jesús nos reveló que
lo que Él es lo somos todos. Cristo no está afuera. Cristo es
nuestra increíble identidad.
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