viernes, 7 de agosto de 2015

No busques la verdad

"No busques la verdad, sencillamente abandona tus opiniones"

Zen




El budismo zen se centra en dos ejes: la meditación como silencio mental y la atención al momento presente. Dos realidades que los cristianos hemos pasado por alto por demasiado tiempo. A través de estos dos ejes el zen apunta a la visión directa de la verdad, visión que está más allá de la mente. Los cristianos podríamos hablar del encuentro directo con Cristo, de la visión mistica de Dios. En su nucleo, la experiencia zen y las experiencias de los misticos cristianos (San Pablo, Juan de la Cruz, Teresa de Avila, Hildegarda de Bingen, Matilde de Magdeburgo, Juliana de Norwich, Maestro Eckhart, Angelo Silesio, Angela de Foligno....solo por citar algunos) afirman lo mismo.

Adentremonos brevemente en nuestra cita: "No busques la verdad, sencillamente abandona tus opiniones". ¿Por qué?
Porque la busqueda de la verdad supone que - ella misma -  está en otro lado (¿dónde?): en realidad la hemos identificado con un concepto mental, por hermoso que sea o nos parezca: Cristo, Dios, el Amor, etc....
La Verdad se escapa a toda búsqueda y toda definición. Porque la verdad no existe separada de la vida, de la realidad, de "lo que es". La verdad hay que verla directamente y vivirla. No podemos atraparla en conceptos: hazaña tanto inutil cuanto estupida.

¡Tu eres la Verdad! Porque eres Uno con la Verdad en este instante. Porque eres expresión perfecta y única de la Verdad aquí y ahora. La naranja que estás saboreando en este momento es la verdad: su perfume, su textura, su sabor. Este sentimiento de soledad que estás experimentando. Este anhelo de belleza. Este deseo de paz. Este sentimiento de ira y molestia: ¡también si! Este compartir con tu familia. Este sentimiento de amor hacia una persona. El perfume a tierra mojada o a flor silvestre. El aroma a café y chocolate. Esta mirada penetrante o severa. Esta palabra que te dijeron. Este susurro único. El último beso que diste. Este cansancio y este deseo de intimidad. El trinar de los pájaros a primera hora de la mañana. El abrazo que te dieron. La sonrisa de tu hija. Esta llamada de tu amigo. El color de las hojas de otoño que se despiden. Esto que ahora estás leyendo. 

Todo esto es la Verdad. La Verdad es aquí y ahora. Este es el Cristo real que se revela y despliega asombrosamente bello. Dios se manifiesta aquí y ahora en lo que es. Entre Verdad y Vida (lo que hay en este instante) no hay separación, no hay ni un aliento de distancia. Por eso tampoco es posible alejarnos de la Verdad. San Pablo lo expresó diciendo: "¿Quién nos separará del amor de Cristo?". ¿Puedes verlo en en preciso momento?

Todo lo demás son opiniones. Opiniones que pueden servir o no. Lo único que importa es llegar a ver la Verdad por si mismo.
Tal vez estarás dudando, estarás pensando: ¡esto no puede ser! ¿Qué puedo decirte? Nada... sólo: "No busques la verdad, sencillamente abandona tus opiniones".


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