jueves, 20 de agosto de 2015

La almohada


Esta reflexión sería mejor leerla esta noche al acostarse...

Es lo que me surgió a mi, anoche, en cuanto apoyé la cabeza sobre la almohada. Se lo comparto sencillamente.

El momento antes de dormir es un momento humanamente muy particular. Sea que dormimos solos sea que dormimos con la persona que amamos cuando apoyamos la cabeza sobre la almohada nuestro mundo se transforma.
Es el momento de la vulnerabilidad, donde bajamos todas las defensas que levantamos a lo largo del día. Es el momento donde afloran imágenes, recuerdos, hechos del día.
Es el momento de la intimidad, donde la alegría y el dolor pueden fluir más fácilmente.
Esencialmente es el momento de nuestra verdad, el momento donde nuestro ser autentico emerge. Es impresionante como, con la cabeza en la almohada, no puedo mentirme. 
Parecería que nuestra conciencia espera alegre este momento: tiene mucho que decirnos y revelarnos y con la cabeza en la almohada estamos más dispuestos a escucharla...a escucharnos. 
Sería bueno aprovechar esta instancia fundamental de nuestra vida.

Con la cabeza en la almohada...

Puedo sentir la belleza de mi ser y de todo lo que me rodea...
Puedo dejar que las alegrías y los dolores fluyan serenos sin meterme...
Puedo por una vez dejar mi rencores y comprender a las personas...
Puedo perdonarme y perdonar con una sonrisa...
Puedo por una vez salir de mi egoísmo sintiendo que no soy el centro del universo...
Puedo amar al universo entero en un acto interior de entrega...
Puedo sentir la compasión por el inmenso dolor de tanta gente...
Puedo estrechar en un tierno abrazo a los seres que más amo...
Puedo agradecer por la brisa suave y la flor silvestre...
Puedo gozar, por fin libre, de la Presencia del Amor...
Puedo...Puedo...Puedo...
Aprovechemos de la almohada...

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