W. Jager
La cita de Jager viene de la experiencia de Moisés y su encuentro con Dios relatada en el capitulo 3 del libro del Exodo. Es un acontecimiento central en la Biblia y en la historia del pueblo de Israel.
"Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegro Jetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebaño más allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, al Horeb. Allí se le apareció el Ángel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Al ver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó: “Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por qué será que la zarza no se consume?”. Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: “¡Moisés, Moisés!”. “Aquí estoy”, respondió él. Entonces Dios le dijo: “No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa”. Luego siguió diciendo: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios." (Ex 3, 1-6)
"Solamente se quitará sus sandalias el que ve que la zarza está en llamas"
Me parece sumamente interesante porque abre nuevas perspectivas y posibilidades para vivir con plenitud la experiencia de Dios.
El gesto de Moisés de quitarse las sandalias expresa respeto y temor por "pisar tierra sagrada".
Moisés se quita las sandalias porque vio la zarza en llamas.
La zarza en llamas es un símbolo fantástico de la experiencia de Dios. Cuando el corazón humano percibe un contacto directo con la divinidad automáticamente experimenta algo de temor y un gran respeto.
Es la experiencia cumbre, la experiencia que te cambia la vida. En el evangelio los discípulos hacen la misma experiencia en la Transfiguración de Jesús en el monte.
La pregunta clave es: ¿Cuando la zarza está en llamas?
Dando vuelta a la pregunta: ¿Hay un instante en que la zarza no arde?
Jager nos sugiere delicadamente que siempre la zarza está en llamas. Siempre el Amor está ardiendo. Porque siempre Dios es, aquí y ahora.
En tu experiencia de este instante la zarza está ardiendo.
Si la ves te quitas las sandalias y tu vida se transforma.
Lo esencial al fin está en la visión: afina tu vista, cambia tu percepción, vives atento al presente.
El Presente arde, porque Dios es Presencia.
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